Una bomba explotó a 100 metros de la residencia del presidente hondureño Porfirio Lobo sin causar daños. El artefacto fue lanzado por desconocidos desde un automóvil en marcha, informaron las autoridades.
No se reportan heridos ni daños materiales, informó la policía en un comunicado, agregando que un contingente del Escuadrón Antibombas de las fuerzas armadas y la policía investigan el hecho ocurrido el jueves a la medianoche.
Lobo estaba en su residencia junto con su esposa, Rosa Elena Bonilla, y tres hijos. El presidente en ningún momento estuvo en peligro porque el artefacto explotó a alguna distancia de la residencia, dijo a The Associated Press el jefe del Ejército, general Fredy Díaz.
Las instalaciones están en la aldea El Chimbo, en las afueras de la capital.
Luego del estallido, la policía realizó un infructuoso despliegue por las zonas aledañas.
Díaz explicó que por el momento no hay ningún detenido a causa del atentado y que se están haciendo los análisis correspondientes para determinar el tipo de artefacto que se usó.
PLAN PARA INTIMIDAR El militar indicó que el ataque podría ser obra de algunos delincuentes que no están satisfechos por el apoyo que las fuerzas armadas proporcionan desde hace más de dos años a la policía para contrarrestar la creciente violencia que enfrentamos.
Asimismo, el director de la Policía, general Juan Carlos Bonilla, declaró brevemente en rueda de prensa que tenemos evidencia que se trata de un plan para intimidar al presidente de parte de grupos radicales enemigos de la democracia.
Advirtió que a esos malvivientes les digo que los enfrentaremos con lo que tenemos y no nos pondrán de rodillas.
La Secretaría de Seguridad atribuyó el atentado a represalias de una entrevista que ofreció el presidente el lunes al Canal 5 de televisión, donde abordó numerosos temas.
Sin embargo, en ese programa Lobo no ofreció declaraciones comprometedoras de ninguna índole.
CAMBIO DE MANDO El gobierno no ha identificado a ningún sospechoso vinculado al atentado ni señalado a ningún grupo vinculado al hecho.
Lobo y su familia son protegidos por la Guardia de Honor Presidencial, integrada por más de 500 hombres entrenados en Estados Unidos e Israel.
Lobo concluye su gestión de cuatro años en enero y entregará el poder a uno de los ocho candidatos presidenciales que participan en las elecciones generales previstas para noviembre.