JUAN FRANCISCO ALONSO Desde Caracas

Quien mucho habla mucho yerra. Este castizo refrán ilustra a la perfección la figura del presidente venezolano Nicolás Maduro, quien en los ocho meses que lleva como mandatario ha conseguido convertirse, a punta de disparates y errores, en una figura notoria de Internet, dentro y fuera de Venezuela. Sus metidas de pata se remontan a cuando competía por la presidencia con Henrique Capriles Radonski. Fue por entonces que dijo que en un día visitaría tres estados de Venezuela: Barcelona, Cumaná y Margarita. El problema es que los dos primeros no son estados, sino ciudades, y la tercera es una isla que forma parte de otro estado. “Y después decían que el bruto soy yo”, se mofó Capriles aquella vez.

Aunque luego vinieron otros dislates, ha sido en las últimas semanas que la oratoria del presidente venezolano ha dado más material para los humoristas, con episodios como confundir las capitales de Suecia y Dinamarca, llamar telescopio a un estetoscopio, acuñar nuevos términos femeninos –como “millonas”– y la más reciente e hilarante, hablar de “la multiplicación de los penes”.

La explicación más natural para estos yerros es la falta de formación del mandatario, pero hay quienes piensan que hay algo más detrás. “No dudo de que se equivoque, pero la reiteración de las equivocaciones hacen suponer que hay un intento por ridiculizar el conocimiento. El chavismo siempre ha tenido un desprecio por el conocimiento, porque lo vincula con las élites”, afirma el periodista especializado en temas electorales Eugenio Martínez.

Una opinión similar tiene el también periodista y ex director del Museo de Ciencias de Caracas Sergio Antillano. “Supuestos errores al hablar, disparates que dice, palabras que cambia son estrategias para ser popular. Buscan posicionarlo. Hacerlo ‘gracioso’”, asevera.

En cualquier caso, su padre político Hugo Chávez también se equivocaba, pese a ser sin lugar a dudas un orador de mucho más peso. Alguna vez el comandante envió saludos a todos los “Anas y Anos” y en otra aseveró que la palabra ‘adquisición’ provenía del verbo “adquerir” (en lugar de ‘adquirir’). Cosas del discurso del socialismo del siglo XXI.

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