MARTÍN ACOSTA GONZÁLEZ / (@martiacosta) Redacción online

Italia vive una de las elecciones más importantes de su historia. Unos comicios que bien pueden marcar un punto de quiebre en la política fiscal de ese país. Inmersos en una severa crisis económica (con una deuda pública de más de dos billones de euros, la peor desde la Primera Guerra Mundial), los italianos se preparan para un ajustado final electoral, en el que algo queda claro: no habrá un holgado ganador y las alianzas serán una obligación.

Para el periodista Daniele Mastrogiacomo, del diario italiano La Repubblica, este es un momento muy tenso. Muchos italianos están esperando estas elecciones desde hace mucho tiempo, buscando una vuelta de tuerca, un ajuste, un gobierno que pueda darles un respiro económico ante la crisis.

Tras la renuncia de Silvio Berlusconi hace un año y medio, la dirección nacional estuvo a cargo de Mario Monti, “un profesor prestado a la política”, que promovió una serie de leyes urgentes, llenas de recortes en el presupuesto público. Hoy la disputa parece ser una lucha de dos: Pier Luigi Bersani, líder de la coalición de centroizquierda, y Silvio Berlusconi (centroderecha).

En esta brega, y según los últimos sondeos difundidos hace 15 días, Bersani parte con una ligera ventaja. Sin embargo, esto no sería suficiente para garantizar la gobernabilidad. Sea cual sea el ganador, se necesitará más de una alianza para hacer realidad las reformas.

Entonces, en ese escenario aparece la figura de Beppe Grillo, un comediante que ha canalizado el enojo y la frustración que los italianos sienten sobre el desenfrenado gasto y la corrupción de sus líderes políticos. Este pintoresco candidato se mantiene en un expectante tercer lugar y su fuerza en el senado será decisiva.

“Él es un candidato atípico. No ha querido mostrase en la campaña televisiva, cosa que si han hecho sus rivales. Sin embargo hay dudas sobre su lista, que puede tener gente de buenas intenciones pero con poca capacidad comprobada, con poca experiencia”, dijo Mastrogiacomo en declaraciones a elcomercio.pe.

LA IGLESIA EN LA POLÍTICA “La Iglesia es un poder sin tiempo”, para Mastrogiacomo. Confiesa que la renuncia del Papa Benedicto XVI fue una tremenda bomba, que afectó a muchos en Italia y en el mundo. “No hay gobierno, no hay senado y no hay Papa… es una situación muy crítica”.

Antes la influencia de la Iglesia era mucho más fuerte en el Gobierno. Pese a ello, para el periodista de La Repubblica, la iglesia sigue ejerciendo una presión aunque en este momento esta no es muy fuerte.

Los mismos problemas en el Vaticano mantienen ocupada a la Iglesia. “La posición de la Iglesia siempre es contraria frente a las posturas comunistas. Ahora hay muy pocos grupos partidos comunistas y por eso no creo que la influencia sea mayor”.