Japón alcanzó hoy un nuevo récord de longevidad de su población ya que el número de personas de 100 o más años ha superado los 54.000, un aumento de más del 5,5 por ciento respecto al año anterior.

Según el Ministerio de Salud, el total de centenarios japoneses asciende a 54.397, 3.021 más de los registrados en esta misma fecha de 2012 y supone una proporción de 42,66 por cada 100.000 habitantes.

Las mujeres siguen siendo de lejos las más longevas en Japón ya que las de 100 o más años superan las 47.600, el 87,5 por ciento del total, mientras que los hombres no llegan a los 6.800.

Las cifras difundidas por el Ministerio suponen una estimación elaborada el 1 de septiembre teniendo en cuenta el número de personas que cumplirían hoy 100 o más años de acuerdo con los registros de todo el país.

La publicación de los datos coincide con la celebración este lunes del Día del Respeto a los Ancianos, fiesta nacional en un país cuya población es la más longeva del planeta.

El número de personas centenarias ha aumentado de manera considerable en las últimas cinco décadas, ya que en 1963 los mayores de 100 años eran solo 153.

Fue en 1998 cuando llegó por primera vez a los 10.000 para alcanzar de manera sorprendente los 30.000 en 2007 y superar los 50.000 el año pasado, según los datos facilitados por el Ministerio de Salud.

86 AÑOS: LA ESPERANZA DE VIDA EN JAPÓN La esperanza media de vida en Japón según datos de 2012 es de 86,41 años para las mujeres y 79,94 años para los hombres.

El pasado agosto, el Gobierno reveló que el número de personas de más de 65 años había superado por primera vez los 30 millones, lo que supone casi una cuarta parte de los 126 millones de habitantes de Japón.

El envejecimiento de la población es uno de los grandes problemas para el futuro del país, ya que se estima que cerca del 40 por ciento de sus ciudadanos serán mayores de 65 años para el año 2060.

El incremento del número de mayores presenta un difícil escenario para el sistema de seguridad social de la tercera economía mundial, que deberá poder garantizar la fortaleza de su sistema sanitario y de pensiones ante la caída de la edad productiva.