Redacción EC

Hay, por lo menos, dos versiones de cómo empezó en el periodismo.

La primera es que fue a raíz de una estafa.

Cuenta “” que, luego de llegar a Estados Unidos desde Hungría a los 17 años, Pulitzer se las ingenió para sobrevivir aun sin saber inglés. Después de luchar en la Guerra de Secesión, viajó a Saint Louis (Missouri) y trabajó atendiendo en un hospedaje.

Allí lo estafaron.

La suerte quiso que un periodista del “Westliche Post “, que se escribía en alemán, notara el timo y le pidiera “que escribiera una crónica relatando su experiencia”. " Y así lo hizo. Pulitzer contó como él y el resto de personas contratadas fueron abandonadas a 60 kilómetros de Saint Louis, y tuvieron que volver andando durante tres días y sin los cinco dólares de depósito que les habían pedido como fianza”, dice el portal.

Pulitzer sorprendió y fue contratado.

La segunda versión es que fue el ajedrez.

Según “”, luego de trabajar como “albañil, camarero, estibador y cuidador de mulas”, Pulitzer colaboró con un estudio de abogados. Allí llamó la atención por su buen juego en el tablero, al punto que se hizo amigo de uno de los editores del “Westliche Post”, cuya oficina estaba muy cerca.

Finalmente, fue contratado como redactor.

Sin importar la génesis, lo cierto es que Pulitzer se enamoró del periodismo.

Tiempo después estudió derecho y, con una mediana fortuna, compró el “Saint Louis Evening Post” y el “Evening Post”, que más tarde se convertiría en el “Post Dispatch”. Para 1887, se hizo con el “New York World”, cuya edición vespertina se llamó “The Evening World”.

” escribe:

Las dos ediciones incluyeron como novedad la publicación de tiras cómicas; la primera fue una tira titulada El chico amarillo, creada por el dibujante Richard F. Outcault”.

Un periodismo sin ética

La propuesta periodística de Joseph Pulitzer en “noticias populares y picantes de interés para las masas”. Tal como lo recuerda “La Vanguardia”, él dijo: “Yo deseo hablar a una nación, no a un comité selecto”.

Pronto, movió sus operaciones a Nueva York y sacó adelante “The World”. Allí chocó contra otra persona que, como él, quería controlar los medios de comunicación, William Randolph Hearst.

Hearst le declaró la guerra.

Hay consenso de que aquello que llevó la rivalidad a otro nivel fue la cobertura del hundimiento del Maine, acorazado de EE.UU. atacado en 1898 en La Habana.

La cobertura mediática que ofrecieron Pulitzer y Hearst de la noticia fue abrumadora, y enviaron varios corresponsales a Cuba a cubrir el conflicto. Como la información obtenida no era fiable y no podía ser contrastada, Pulitzer y Hearst acabaron por inventarse la mayoría de las noticias. Esta falta de ética profesional y el desprecio absoluto por el periodismo responsable demostrado por ambos está en el origen de lo que hoy se conoce como ‘prensa amarilla’”, escribe “”.

Entonces, ¿cómo un mentiroso terminó siendo una referencia para el periodismo mundial?

En 1892, Pulitzer trató de “financiar la primera escuela de periodismo del mundo, en la Universidad de Columbia”, pero fue rechazado justamente por su ética. La propuesta se volvió a evaluar en 1902, pero sin éxito.

Fue su muerte (el 29 de octubre de 1911) lo que facilitó que se concretara la idea. En su testamento dispuso que Columbia utilizara dos millones de dólares para construir la Columbia University Graduate School of Journalism, edificio que vio la luz en 1912.

El testamento también dispuso que Columbia “administraría los premios Pulitzer, inaugurados en 1917 y concedidos anualmente en Estados Unidos a trabajos en prensa y literatura”.


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