La promesa de la fama lo llevó a estar tras las rejas. Así se puede describir en pocas palabras lo que le ocurrió al pirata somalí Mohamed Abdi Hassan, uno de los más buscados en el mundo y quien fue detenido por las autoridades belgas con una falsa proposición: la de participar en una película sobre su vida.

Durante meses, las autoridades se dedicaron a ganarse la confianza del delincuente. La Fiscalía de Bélgica infiltró a agentes en esta misión al darse cuenta de que una orden internacional de arresto no los llevaría a detener a Hassan (alias Afweyne) ni a su compañero, Mohamed M. A. (alias Tiiceey).

“Tras iniciar pacientemente una relación de confianza con Tiiceey y Afweyne, que llevó varios meses, los dos estaban preparados para participar en este proyecto”, detalló el fiscal federal belga, Johan Delmulle.

El sábado 12 de octubre, Hassan llegó a Bélgica con la esperanza de participar en el documental, a través del cual anunciaría que se retiraba del mundo de la piratería. “Hemos estado en este sucio negocio durante mucho tiempo, pero experimentamos su amargura y sus consecuencias negativas”, había comentado en una ceremonia a principios de año.

“También me gustaría animar a muchos de mis colegas a renunciar también a la piratería y entregar cualquier material que tengan, ya sean naves o armas”, añadió. Precisamente esta fase de arrepentimiento fue la que permitió su detención por tener una docena de delitos detrás de su orden de captura, entre ellos, el secuestro de un barco belga con una tripulación cautiva por 70 días en condiciones “inhumanas”, según denunció la fiscalía de dicho país.

Hassan llegó desde Nairobi hasta el aeropuerto de Bruselas y ahí la justicia logró apresarlo. Lo que iba a ser una película sobre su vida terminó siendo una captura cinematográfica.