El 25 de diciembre de 1991, Mijail Gorbachov anunció por televisión el fin de la Unión Soviética. A las 7:45 p.m. la bandera tricolor de Rusia sustituyó a la bandera soviética en el Kremlin, lo que represento el fin simbólico de la URSS. (Foto: Thinkstock)
El 25 de diciembre de 1991, Mijail Gorbachov anunció por televisión el fin de la Unión Soviética. A las 7:45 p.m. la bandera tricolor de Rusia sustituyó a la bandera soviética en el Kremlin, lo que represento el fin simbólico de la URSS. (Foto: Thinkstock)

Por Augusto Hernández Campos (*)

El trigésimo aniversario del fin de la nos recuerda, en palabras de Eric Hobsbawm, el fin del siglo XX, el siglo de las Guerras Mundiales, así como el fin del conflicto político más grande y amenazador de la historia.

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La Guerra Fría fue un conflicto entre Estados Unidos y la Unión Soviética sobre la cuestión de las relaciones de poder a nivel mundial. Así, se formó el sistema de conflicto bipolar centrado en los bloques oeste (Primer Mundo) y este (Segundo Mundo). Después surge el bloque no alineado (Tercer Mundo). Mientras, otros actores incluían a la Unión Europea, China y Japón.

Se le llama Guerra Fría debido a que su conflicto político no se volvió armado, pues sus ejércitos no se enfrentaron directamente a causa del poder del arsenal nuclear. Las hostilidades se relegaron a las guerras por delegación.

Después de la Segunda Guerra Mundial, en 1945 Stalin ejecutó una política expansionista (iniciada en 1939 con el Pacto Ribbentrop-Molotov) convirtiendo a los países de Europa Oriental en vasallos, y amenazó la soberanía de Irán, Grecia y Turquía.

Desde que la Rusia soviética ya no tenía sus tradicionales contrapesos en Europa y Asia (Alemania, Inglaterra y Japón), esta expansión rusa se facilitaba. Descartando una Tercera Guerra Mundial, Estados Unidos respondió con la teoría de la contención, el Plan Marshall y creando la OTAN.

George Kennan escribió en “The Sources of Soviet Conduct” que “está claro que el elemento central de toda política de Estados Unidos hacia la Unión Soviética debe ser de una contención de largo plazo, firme y vigilante de las tendencias expansionistas rusas.”

Así pues, la teoría de la contención se convirtió en la base de la Doctrina Truman y de la política exterior norteamericana durante toda la Guerra Fría, con el objetivo de detener la expansión del comunismo y de la URSS.

El líder soviético Nikita Khrushev expresó: “Respecto a los estados capitalistas, les guste o no, la historia está de nuestro lado. ¡Los enterraremos!”. El historiador estadounidense Arthur Schlesinger Jr. había afirmado en “Los Orígenes de la Guerra Fría” que “esta podría haberse evitado si solo la Unión Soviética no hubiera estado poseída por convicciones tanto de la infalibilidad del discurso comunista como de la inevitabilidad de un mundo comunista. Estas convicciones transformaron un estancamiento entre los estados nacionales en una guerra religiosa”.

Nikita Jrushchov durante su intervención en la Asamblea General de la ONU, el 23 de septiembre de 1960. (Foto: AFP)
Nikita Jrushchov durante su intervención en la Asamblea General de la ONU, el 23 de septiembre de 1960. (Foto: AFP)

Al borde del caos nuclear

La Guerra Fría amenazó con transformarse en guerra nuclear durante la crisis del puente aéreo de Berlín y la crisis de los misiles de Cuba. Después de la crisis cubana, la Guerra Fría se expandió al Tercer Mundo.

El conflicto Estados Unidos-URSS conoció un período de coexistencia pacífica, la détente, desde fines de la década de 1960, en la que hubo acercamientos entre los bloques adversarios. Así, por ejemplo, Nixon visitó a Mao, estableciendo una alianza táctica sinoamericana contra la URSS durante el resto del conflicto.

Para todos los efectos prácticos, la Unión Soviética estaba sola frente a la coalición de las mayores potencias industriales más China.

La invasión soviética de Afganistán puso fin a la détente e inició la fase final y decisiva del conflicto, la llamada Segunda Guerra Fría. La Doctrina Reagan implicaba el rollback y una ampliación de la teoría de la contención con la convicción de que al comunismo se le podía no solo contener sino también derrotar. El exsecretario de Estado de Estados Unidos Henry Kissinger escribió en La Diplomacia: “Al gobierno de Reagan se le debe conceder el crédito por la victoria final, pues entonces se combatieron las batallas decisivas que conducirían a la Unión Soviética a la derrota en la Guerra Fría”.

El politólogo estadounidenses Zbigniew Brzezinski, en El Gran Tablero, señala la consecuencia del fin de la Guerra Fría: “La derrota y el colapso de la Unión Soviética fue el último escalón de la rápida ascensión de una potencia del continente americano, Estados Unidos, como la única y como la primera potencia realmente global”.

La caída del imperio soviético

En 1991 surge y se configura un nuevo sistema político internacional, que es unipolar en lo político-militar con Estados Unidos y multipolar en lo económico con la Unión Europea, Japón, China (ahora el “auge de China”) y los tigres asiáticos.

La URSS cayó en 1991. (Foto: AFP)
La URSS cayó en 1991. (Foto: AFP)

Para las generaciones jóvenes, la Guerra Fría es historia, como lo puede ser la campaña de Julio César en las Galias o la Guerra de Troya.

A modo de epilogo, las postreras palabras de este conflicto global de 44 años las pronunciaron los dirigentes máximos de Estados Unidos y la URSS.

El 25 de diciembre de 1991, Mijail Gorbachov anunció por televisión el fin de la Unión Soviética y el traspaso de sus poderes restantes a Boris Yeltsin, jefe de Estado de Rusia: “Por la presente termino mis actividades en el cargo de presidente de la URSS”. A las 7:45 p.m. la bandera tricolor de Rusia sustituyó a la bandera soviética en el Kremlin, lo que represento el fin simbólico de la URSS.

Ese mismo día, el presidente de Estados Unidos, George H.W. Bush, reconoció la independencia de los nuevos estados possoviéticos y declaró: “Lo más grande que ha sucedido en el mundo, en mi vida, en nuestras vidas, es esto: Por la gracia de Dios, Estados Unidos ganó la Guerra Fría”. Había terminado la Guerra Fría y la amenaza de una guerra nuclear con el fin del bloque soviético.

(*) Profesor Principal de la UNMSM (Universidad de San Marcos). Profesor Emérito del CAEN (Centro de Altos Estudios Nacionales).

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