ROSSANA ECHEANDÍA Desde el Vaticano

La Cuaresma, el tiempo de preparación para la Semana Santa, se vive intensamente en el corazón de la Iglesia. Una mañana lluviosa y fría hacia el fin del invierno romano fue un sacrificio asumido con alegría y expectativa por las miles de personas que esperaron en la Plaza de San Pedro la elección del nuevo Papa.

Recién a las 11.38 de la mañana (5:38 a.m. en Lima) la chimenea de la Santa Sede soltó el humo negro que significa que aún no hay Papa.

Los cardenales empezaron el segundo día del cónclave muy temprano. Desayunaron a las 6:30 y a las 7:45 ya estaban en camino al Palacio Apostólico, desde la Casa Santa Marta donde están alojados. A las 8:15 se celebró la Misa en la Capilla Paulina e inmediatamente pasaron a la primera ronda de dos votaciones dentro de la Capilla Sixtina. A las 11.38 salió la fumata negra dando cuenta de que en ninguna de las dos votaciones de la mañana se había conseguido al menos 77 votos a favor de ningún cardenal.

A las 12.30 p.m. está previsto que los cardenales vuelvan a Santa Marta para el almuerzo que debe servirse a la 1 de la tarde. Se supone que habría un breve descanso, durante el cual seguramente conversarán sobre los cardenales cuyos nombres han sido más votados en la búsqueda de consensos.

Luego, a las 4 de la tarde inician la segunda parte de la jornada. De regreso en la Capilla Sixtina, volverán a votar hasta dos veces.

Si para la tarde aún no hubiera sido elegido el nuevo Pontífice, los cardenales rezarán juntos las vísperas, la oración que la Iglesia reza en la tarde en todo el mundo. Con ello terminarán el segundo día del cónclave.