Margot Woelk tiene hoy 95 años y durante la Segunda Guerra Mundial desempeñó una de las tareas más complicadas y arriesgadas del mundo. Ella era una de las 15 mujeres encargadas de probar los platillos que Adolfo Hitler comería y con ello comprobaba que la comida no estaba envenenada.

En una entrevista a Daily Mail, la mujer reveló que la paranoia del líder nazi durante estos años era tal que lo hacía desconfiar de todas las personas, incluso de aquellas que en el papel eran de su entera confianza.

Woelk señaló que el ‘führer’ era vegetariano y por ello no estaba obligada a probar pollo o pescado. Todo era vegetariano, las cosas más deliciosas frescas, de espárragos a los pimientos y guisantes, servidos con arroz y ensaladas. Se disponía todo en un plato, el mismo que le servían a él”.

Finalmente, dijo estaba obligada a realizar esta actividad y que no le quedaba otra opción. “Una vez que terminábamos de comer parte del plato Hitler debía esperar entre una a dos horas para ver que no nos pasaba nada”.