Los renovados esfuerzos internacionales por negociar una reducción del programa nuclear de Irán han provocado el efecto inverso de darle más tiempo para construir una bomba, dijo el domingo el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
Sus comentarios sobre la reunión no concluyente del 26 y 27 de febrero entre Irán y seis potencias mundiales señalan la impaciencia de Israel, que ha amenazado con lanzar una guerra preventiva, posiblemente en los próximos meses, si considera que la diplomacia ya no puede hacer más.
La diplomática estadounidense Wendy Sherman voló a Israel para informar a sus autoridades sobre las conversaciones realizadas en Kazajistán, en las que a Teherán que niega estar buscando crear armas nucleares se le ofreció un alivio de sanciones e cambio de detener el enriquecimiento de uranio a nivel medio.
No hubo avances en la reunión y las partes volverán a reunirse en Almaty el 5 y 6 de abril tras realizar conversaciones a nivel de técnicos en Estambul.
Mi impresión a partir de estas conversaciones es que lo único que se ha ganado es tiempo para ellos y a través de esta compra de tiempo Irán pretende continuar enriqueciendo material nuclear para una bomba atómica y de hecho está más cerca de esa meta, declaró Netanyahu a su gabinete en comentarios transmitidos por los medios israelíes.
Basándose en informes de la ONU sobre el enriquecimiento de uranio por parte de Irán a un 20 por ciento de pureza físil, a un corto paso técnico de obtener un grado para fabricar armas, Netanyahu estableció una línea roja de mediados del 2013 para negar a la República Islámica el combustible necesario para una primera bomba.
La posibilidad de ataques israelíes unilaterales y las probables represalias por parte de Irán y sus aliados regionales preocupa a Washington, que quiere perseguir la vía diplomática en la medida en que reduce costosos compromisos militares en el extranjero.
VISTA DE OBAMA En un intento por hacer que sus propuestas resulten más atractivas a Teherán, Estados Unidos y otras cinco potencias mundiales parecen haber suavizado exigencias previas, por ejemplo en lo que respecta al requerimiento de que los iraníes envíen al exterior sus reservas de uranio de más alto grado.
Un alto funcionario israelí dijo que aunque el Gobierno de Netanyahu esperaba una línea más dura por parte de las potencias, estaba resignado a esperar los resultados de esta ronda de negociaciones.
Al fin del día, lo que importa es que los iraníes acaben con su enriquecimiento, ya sea a través de un cierre de sus instalaciones o a través de salvaguardas técnicas más matizadas, declaró a Reuters el funcionario, que habló bajo condición de anonimato.
El funcionario no comentó cómo o si los más recientes esfuerzos diplomáticos habían afectado a la preparación de Israel para ir a la guerra. Se asume ampliamente que posee el único arsenal nuclear de la región.
Se prevé que la disputa nuclear con Irán dominará la agenda del viaje del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a Israel este mes.
Los israelíes exigen una postura más dura de parte de su aliado hacia Irán, aunque Estados Unidos posee una fuerte presencia militar en el Golfo Pérsico y ha afirmado que está dispuesto a usar la fuerza como último recurso.
El escepticismo de Netanyahu respecto a las negociaciones en Almaty contrastaron con el optimismo del presidente israelí, Shimon Peres, quien tras reunirse con Sherman la semana pasada dijo que tenía fe total en la administración de Obama, en su compromiso y sus acciones para impedir que Irán desarrolle armas nucleares.
La visita de Obama a Israel ha estado opacada por la política local, debido al fracaso hasta el momento del derechista Netanyahu a formar un nuevo Gobierno tras su estrecha victoria en las elecciones del 22 de enero.