Los obispos italianos felicitaron con celeridad al nuevo Papa. Pero se equivocaron de hombre.
La Conferencia del Episcopado Italiano envió el miércoles un correo electrónico de felicitación a uno de los suyos, el cardenal de Milán Angelo Scola, quien era visto como uno de los favoritos antes del cónclave. Rectificaron rápidamente y le mandaron un nuevo mensaje al que realmente fue elegido: el argentino Jorge Mario Bergoglio, ahora el papa Francisco.
El sentido común dicta que un resultado pronto —y este cónclave fue rápido, ya que el humo blanco apareció apenas al segundo día— solo puede significar que hubo consenso para elegir a un papable.
Aparentemente las iglesias de Milán también se precipitaron, ya que sus campanas comenzaron a doblar poco antes de que se anunciara ¡Habemus Papam!.
Como reza el viejo adagio: quien entra al cónclave como papa, sale cardenal.