Su reciente viaje a Brasil para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) fue un éxito para el papa Francisco, según coinciden observadores y expertos de todo el mundo.

A casi cinco meses de haber sido elegido para el trono de Pedro, el papa argentino está en el pico de su popularidad gracias a su cercanía con la gente, su informalidad, su humildad, su austeridad, su determinación a hacer limpieza en el poder central de la Iglesia y, sobre todo, por su mensaje en favor de los pobres.

Pero también está siendo atacado duramente por sectores ultratradicionalistas y conservadores muy minoritarios. Desde el comienzo del pontificado, cuando rechazó salir al balcón central de la Basílica de San Pedro con la muceta (la capa roja) y sin la cruz pectoral de oro, fue acusado de desacralizar el papado. Le critican su rechazo a la formalidad y a la pompa, no haber ido a vivir al departamento pontificio del Palacio Apostólico y otros gestos poco ortodoxos.

Sobre el particular El Comercio encontró artículos como El Papa y la confusión litúrgica de Adolfo Ivorra, doctor en Teología Litúrgica por la Universidad Eclesiástica San Dámaso, en el que se critica que durante el lavado de pies del Jueves Santo se hayan incluido a mujeres. Otro ejemplo es Recen por mí de Antonio Caponnetto en el que señala que el nuevo Pontífice es un enemigo de la tradición católica, un enemigo de la Tradición Católica, un propulsor obsesivo de la herejía judeocristiana, un perseguidor de la ortodoxia y un adherente activo a todas las formas de sincretismo, irenismo y pseudoecumenismo crecidas al calor de la llamada mentalidad posconciliar.

A todo esto se sumó su declaración inédita y conciliadora sobre los gays, pronunciada durante una conferencia de prensa sin filtro en el avión que lo traía de vuelta a Roma. Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad ¿quién soy yo para juzgarla?, dijo Francisco, primer pontífice que pronuncia la palabra gay y que definió a los homosexuales como hermanos.

Tal revuelo causó esta declaración en ambientes ultras que hasta le valió a Francisco ser víctima de un anatema, es decir, de una excomunión de parte de Elías, líder del Patriarcado Católico Bizantino, grupúsculo proclamado por siete obispos de la Iglesia ortodoxa griego-católica ucraniana en el 2011. ¿Por qué lanzó un anatema contra Francisco? Porque abusó de su cargo de jefe de la Iglesia Católica al violar las leyes de Dios. Él promueve una mentalidad inmoral de la homosexualidad, que es contraria a la esencia del Evangelio y que destruye todos los valores morales, clamó Elías, según un anatema lanzado el 2 del actual.

Francisco Bergoglio está excluido por lo tanto del Cuerpo Místico de Cristo, indicó. Cada obispo y sacerdote, así como cada creyente católico, están obligados a disociarse del apóstata Francisco, advierte.

Pero la excomunión-apostasía del patriarca bizantino católico ucraniano contra Francisco no es tan grave. Se trata del líder de un grupo minúsculo que ya ha excomulgado y declarado anatemas contra Benedicto XVI, Juan Pablo II, los cardenales y obispos que participaron de la reunión interreligiosa de Asís de 1986 y de 2011, el patriarca ecuménico de Constantinopla Bartolomé I y el patriarca ortodoxo de Moscú Kiril, entre otros.

Algunos creen que este grupo está relacionado con los servicios secretos ucranianos, difícilmente puede ser tomado en serio, dijo a LA NACION un prelado católico experto en el tema.

Ayer, el diario “La Repubblica” destacó la proliferación en la red de redes de blogs ultras que tampoco ocultan su ira contra el papa latinoamericano amigo de los gays.

Sus palabras son la señal tangible de una desorientación existencial que hace temblar las piernas y el corazón de los fieles, dispara el blog messainlatino.it. En él, los ultratradicionalistas se muestran escandalizados con fotos de la misa final de la JMJ en Copacabana, que muestran a sacerdotes que dan la comunión desde vasos de plástico.

Imágenes que dieron vuelta al mundo y confirmaron que Francisco es un papa único, con una popularidad altísima, jamás vista y sin oposición seria, visible, en este momento.