El papa Francisco abogó hoy por que la Iglesia esté en un estado permanente de misión y advirtió de que es vital no encerrarse, no sentirse ya satisfecha y segura con lo que ha logrado.
Si sucediera esto, la Iglesia se enferma, se enferma de abundancia imaginaria, de abundancia superflua, se empacha y se debilita, dijo el papa en un vídeomensaje enviado a los participantes en la peregrinación al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, que se celebra en Ciudad de México desde hoy y hasta el próximo martes con motivo del Año de la Fe.
Francisco subrayó que hay que salir de la propia comunidad y atreverse a llegar a las periferias existenciales que necesitan sentir la cercanía de Dios, que no abandona a nadie y siempre muestra su ternura y su misericordia inagotables.
Asimismo, hizo hincapié en que el objetivo de toda actividad pastoral siempre está orientada por el impulso misionero de llegar a todos, sin excluir a nadie.
No se trata de ir como quien impone una nueva obligación, como quién se queda en el reproche o la queja ante lo que se considera imperfecto o insuficiente. La tarea evangelizadora supone mucha paciencia, mucha paciencia, cuida el trigo y no pierde la paz por la cizaña, afirmó el pontífice.
“LA TENTACIÓN DEL CLERICALISMO” Así, dijo que la actitud del verdadero pastor no es la del príncipe o la del mero funcionario atento principalmente a lo disciplinario, a lo reglamentario.
El pueblo de Dios que se le confía necesita que el obispo vele por él cuidando sobre todo aquello que lo mantiene unido y promueve la esperanza en los corazones, agregó.
Francisco advirtió, además, de que la tentación del clericalismo, que tanto daño hace a la Iglesia en América Latina, es un obstáculo para desarrollar la madurez y la responsabilidad cristiana de buena parte del laicado.
El clericalismo entraña una postura autoreferencial que empobrece la proyección hacia el encuentro con el Señor, explicó el pontífice.
Por ello, creo que es importante, urge, formar ministros capaces de proximidad, de encuentro, que sepan enardecer el corazón de la gente, caminar con ellos, entrar en diálogo con sus ilusiones y sus temores, aseveró.