El nuevo Papa será quien elija su nuevo nombre como Sumo Pontífice. La tradición indica que puede usar la forma latinizada de su nombre real o el nombre de algún predecesor o santo. Lo único fijo es que el sucesor de San Pedro escogerá esta denominación después de ser elegido en el cónclave.

El nuevo nombre del pontífice será pronunciado ante la multitud desde el balcón de la Basílica de San Pedro luego del anuncio en latín “Habemos Papam”.

“Les anuncio un gran gozo: ¡Tenemos Papa! El eminentísimo y reverendísimo señor don Joseph, cardenal de la Santa Iglesia Romana Ratzinger, que se ha impuesto el nombre de Benedicto XVI”, fueron las palabras textuales con las cuales se presentó al ahora Papa emérito.

PRIMER NOMBRE COMPUESTO Juan Pablo I, en 1978, con un pontificado de solo 33 días, fue el primero en llevar dos nombres, algo sin precedentes en la historia del Vaticano, para así expresar su gratitud a los 13 pontífices que se llamaron Juan y los 6 que se llamaron Pablo.

Juan Pablo II, cuando asumió el puesto en octubre de 1978, explicó en su primera encíclica que su deseo era inscribirse simbólicamente en la misma línea que sus predecesores más cercanos.

Joseph Ratzinger eligió Benedicto XVI en honor a Benedicto XV, el Papa de la paz durante la Primera Guerra Mundial. Pero no solo los predecesores o santos son inspiración para los nuevos pontífices. Juan XXII, por ejemplo, escogió el nombre en honor a su padre.

Desde Gregorio V, quien se llamaba originalmente Bruno, los papas han abandonado su nombre de pila. En total, 130 de sus 133 sucesores han seguido este ejemplo.