LUIS GARCÍA PANTA

Un familiar de Marco Arenas Castillo, de 22 años, el universitario que mató y luego quemó a su madre María Castillo Gonzales, dijo que este se quejaba de que su madre le prestaba poca atención y que ella solo se dedicara a hacer dinero.

“Ella solo hablaba de dinero y joyas”, solía decir el criminal, según la fuente consultada.

En el colegio, Marco siempre reclamó la presencia de sus padres, pero ni uno ni el otro tenían tiempo para ir a las actuaciones o reuniones de padres de familia, pues viajaban mucho o trabajaban, expresó.

En el examen de sicología forense, el parricida señala que luego de retornar de Chile con su cómplice Fernanda Lora Paz, de 18 años, sus padres le dieron a entender que se fuera a vivir a un departamento que ellos tenían en Santa Patricia para que hiciera su vida. También le sugirieron que trabajara en una empresa de transportes de su tío mientras no estaba en la universidad.

Otro detalle, es que desde que conoció a su coacusada Fernanda Lora, el parricida cambió. A ella no le gustaba el perro que tenía Marco y una vez el animal apareció muerto en la piscina; luego Marco se compró otra mascota, expresó.

La familia del parricida sigue en shock y no quiere saber nada del tema por ahora. No ven TV ni leen los diarios porque están avergonzados, sostuvo.

Por eso es que no lo han ido a visitar aún al penal Piedras Gordas II de Ancón. Allí el acusado se encuentra en el pabellón de Prevención con seis reclusos de poca peligrosidad.