La policía de Sudáfrica aceptó hoy haber actuado en legítima defensa en una operación represiva que dejó según su balance, 34 mineros que estaban en huelga muertos y alrededor de 80 heridos.

Esta masacre es la más sangrienta desde el fin del apartheid en 1994. El presidente Jacob Zuma abandonó súbitamente por la mañana una cumbre regional en Mozambique para dirigirse al lugar del drama, y anunciar la creación de una comisión de investigación.

Debemos tratar de que se esclarezca la verdad de lo que ocurrió aquí, por eso decidí instaurar una comisión de investigación para descubrir las causas reales de este incidente, declaró el jefe de Estado, en un discurso transmitido en directo por televisión.

LA EXCUSA DE LA POLICÍA El grupo de militantes cargó contra la policía, disparando y blandiendo armas peligrosas, sostuvo la jefa policial, Riah Phiyega, al dar cuenta de los enfrentamientos ocurridos el jueves en Marikana (noroeste) con los huelguistas de la mina de platino Lonmin.

La policía se replegó sistemáticamente y se vio forzada a recurrir a la fuerza máxima para defenderse. El balance es de 34 muertos y más de 78 heridos, así como de 259 detenidos, agregó.

Este es el primer balance oficial de los enfrentamientos. Una fuente sindical había dado parte previamente de 36 mineros muertos.

RECLAMOS SALARIALES El movimiento, considerado ilegal, se inició con una reivindicación de un grupo de mineros que exigía triplicar su salario, actualmente de 4.000 rands mensuales (486 dólares, 400 euros).