Redacción EC

Tomé algunas piezas cuando visité en 2005. Era joven y estúpida. Es desde entonces que la mala suerte ha jugado conmigo y con mi familia”.

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La frase anterior forma parte de una carta que llegó junto a un paquete a una agencia de viajes italiana, . Al notar lo que contenía este paquete, el encargado de la oficina turística se lo entregó a la policía, que, a su vez, lo derivó al Parque Arqueológico de Pompeya, el museo al aire libre erigido sobre la ciudad romana devastada en el año 79 d.C. tras la erupción del volcán Vesubio.

La misiva iba firmada por un solo nombre: Nicole, una mujer canadiense que asegura haber sido víctima de la “venganza de Pompeya”.

Ahora tengo 36 años y he tenido cáncer de mama dos veces, la última acabó en una mastectomía doble. Mi familia y yo también tuvimos problemas económicos. Somos buenas personas y no quiero que esta maldición pase a mi familia o mis hijos”, relata en el documento la mujer, antes de pedir que la perdonen asegurando que aprendió la lección y solo desea deshacerse de “la maldición que ha caído" sobre ella.

Estoy pidiendo el perdón de los dioses”, añade en una línea.

En la carta, Nicole también explica que a sus 21 años no tuvo mayores dudas ni dificultades para esconder en su bolso el fragmento de pared de una ‘domus’ (tipo de casa romana) y dos pedazos de ánforas.

El paquete, sin embargo, escondería una sorpresa más.

Una nueva carta, firmada por Alastain y Kimberly, un presunto matrimonio también de Canadá, incluye nuevas disculpas por otras piezas que fueron extraídas durante su visita al lugar en el 2005.

Las cogimos sin pensar en el dolor y sufrimiento que estas pobres almas experimentaron durante la erupción del Vesubio y la terrible muerte que tuvieron. Lo sentimos y, por favor, perdónennos por haber tomado esa terrible decisión. Que sus almas descansen en paz”, escribieron.

Las piezas enviadas por el matrimonio correspondían a dos fragmentos de mosaico, .

De acuerdo al periódico italiano, el tamaño del museo ha hecho imposible evitar el robo de algunas piezas. El Parque Arqueológico de Pompeya cubre un área de 44 hectáreas y, especialmente en los años 50 y 60, ha sufrido el robo de innumerables tesoros históricos.

Sin embargo, también destacan que los encargados del centro han comenzado desde hace un tiempo la titánica labor de catalogar todo lo que hay en el terreno para frenar esta práctica.

Aunque viendo los antecedentes uno podría pensar que Pompeya se encarga por sí misma de recuperar lo que le pertenece.

El Corriere della Sera destaca que hace un tiempo decidieron abrir una exposición en el lugar llamada “Lo que me llevé de Pompeya”, donde lucían los objetos devueltos por turistas que aseguraban haber sufrido de una maldición.

Ya sea desde un español que devolvió una escultura de yeso con una carta donde aseguraba que el robo fue un “presagio de desgracias personales y familiares", o el caso de una turista inglesa que en el 2015 devolvió un mosaico robado por sus padres en los 70 y “solo me trajo desgracias”, hasta la estatuilla de terracota que se encontró en la maleta de un matrimonio canadiense que falleció en el vuelo de regreso a su país tras haber pasado su luna de miel en Pompeya.

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