Setenta y nueve personas murieron por la violencia política en Egipto durante el sábado y 549 fueron heridas, según un reporte del domingo de la agencia estatal de noticias MENA, que citó cifras oficiales.
Las víctimas del sábado elevan al menos a 830 los muertos desde que el miércoles las fuerzas de seguridad se enfrentaron a partidarios del depuesto presidente egipcio Mohamed Mursi.
Ese día fuerzas de seguridad desalojaron a los partidarios del derrocado presidente Mohamed Morsi de dos sitios donde habían acampado durante seis semanas para exigir la reposición del presidente islamista. El operativo, que dejó centenares de manifestantes muertos y condujo al arresto de varios líderes de la Hermandad Musulmana, a la que pertenece Morsi, dejó al movimiento fundamentalista peligrosamente aislado.
También hizo que el vicepresidente Mohamed ElBaradei, galardonado con el Premio Nobel de la Paz y líder prorreformista en el gobierno islamista, renunciara en señal de protesta por la violenta represión. El gobierno apoyado por los militares impuso estado de emergencia de un mes de duración y un toque de queda nocturno.
1. ¿POR QUÉ AHORA? El gobierno interino que asumió después que Morsi fue derrocado el 3 de julio había advertido durante días que se proponía desalojar a los manifestantes pasivos, que obstruían intersecciones en extremos opuestos de la capital egipcia. El gobierno acusó a los manifestantes de intimidar a los residentes en esos vecindarios, provocando violencia y obstaculizando el tránsito. El jefe militar, el general Abdel-Fatá el-Sisi, que derrocó a Morsi, exhortó a movilizaciones masivas el mes pasado para manifestar su apoyo a la medida contra los manifestantes. El 26 de julio millones de personas expresaron su apoyo. El gobierno dijo posteriormente que los esfuerzos diplomáticos habían fallado y que la decisión de despejar las manifestaciones era irreversible. Los partidarios de Morsi reforzaron sus posiciones y más gente se les sumó después que se filtró a la prensa la noticia de que el desalojo sería el lunes. La policía anunció que aplazaba su decisión pero no dio nueva fecha.
2. ¿QUÉ CAUSÓ TODO ESTO? Morsi fue el primer presidente egipcio elegido democráticamente después que ganó la primera elección presidencial tras el derrocamiento del presidente Hosni Mubarak con el 52 % de los votos. Su ascenso al poder representó un cambio de fortuna para la Hermandad Musulmana, reprimida durante décadas bajo el gobierno de Mubarak, y fue un elemento en el ascenso de los islamistas después de las revoluciones de la llamada Primavera Árabe que permitieron el derrocamiento de Mubarak y dirigentes autoritarios en Túnez y Libia.
Pero Morsi enfrentó la reacción de sectores liberales y laicos que acusaron a él y a la Hermandad de tratar de monopolizar el poder y no implementar reformas sociales y económicas. Morsi y sus partidarios respondieron que las protestas constantes y los esfuerzos por socavar su mandato obstaculizaron su tarea. Su gobierno también suscitó críticas por una serie de acusaciones contra activistas, periodistas y personalidades de la televisión por insultar a Morsi o el islam.
Un grupo activista llamado Tamarod, o Rebelde en árabe, movilizó millones de personas que salieron a las calles para exigir la salida de Morsi el 30 de junio, el aniversario de su asunción. El poderoso aparato militar respondió desalojando a Morsi el 3 de julio y formando un gobierno civil interino.
3. ¿CUÁLES SON LOS PRINCIPALES OBSTÁCULOS A LAS NEGOCIACIONES? La Hermandad Musulmana, que subió al poder y ganó una serie de elecciones tras el derrocamiento de Mubarak, apoya a Morsi y amenazó mantener los campamentos de protesta hasta su reposición. Los islamistas rechazan el proceso político respaldado por los militares, que propone enmendar la constitución adoptada el año pasado y efectuar elecciones parlamentarias y presidenciales a principios del año próximo. Los esfuerzos diplomáticos para promover una reconciliación han fallado.
El gobierno interino y los activistas liberales y seculares que encabezaron el movimiento para desalojar a Morsi sostienen que la medida se justificó debido a que abusaba del poder. Las autoridades también han reprimido a los líderes de la Hermandad, deteniendo a varios de ellos y acusándolos de promover la violencia.
4. ¿CUÁL ES LA POSICIÓN DE ESTADOS UNIDOS? El secretario de estado John Kerry se sumó a otras naciones occidentales y musulmanas para condenar la violencia de los últimos días. Agregó que el hecho había asestado un golpe serio a los esfuerzos de reconciliación política e instó a los dirigentes interinos a calmar la situación. Pero los funcionarios de gobierno de Barack Obama no indicaron un cambio de política respecto a Egipto. Washington ha evitado declarar la deposición de Morsi como golpe de estado, medida que obligaría al gobierno a suspender la ayuda militar anual por 1.300 millones de dólares que da a Egipto.
5. ¿LA VIOLENCIA HA GENERADO SOLIDARIDAD CON LOS PARTIDARIOS DE MORSI? La mayoría de los egipcios son musulmanes, pero prevalece una antipatía generalizada contra la Hermandad Musulmana entre los moderados que temían que Morsi y sus aliados intentaran imponer una versión estricta de la ley islámica en el país. Pero muchos objetan la brutal represión y sostienen que no se puede restablecer la estabilidad sin la participación de los islamistas en el proceso político. La renuncia de ElBaradei fue el primer indicio de un resquebrajamiento en la posición del gobierno.
6. ¿QUÉ SIGUE? Es difícil de decir. Varios líderes de la Hermandad, incluyendo el poderoso Mohammed el-Beltagy y Essam el-Erian, fueron arrestados después de que fuerzas de seguridad desalojaron los dos campamentos de protesta en El Cairo y el movimiento pueden tener dificultades para reagruparse. El gobierno declaró el estado de emergencia e impuso un toque de queda nocturno en un intento por detener la violencia, pero aun así hay enfrentamientos esporádicos por la noche. El disgusto por la destitución de Morsi ya ha dado lugar a un aumento en la violencia islamista en el norte de la península del Sinaí que colinda con Israel y la Franja de Gaza, y la creciente indignación por la represión y la muerte de decenas de civiles podría ser explotada por los extremistas para atizar más violencia en el país.