El caos financiero de Chipre refrescó para muchos en América Latina el amargo recuerdo de pérdidas de depósitos bancarios y abrió una pregunta a futuro: ¿qué garantiza que la región pueda evitar, ante una eventual crisis, ese viejo remedio que hoy aplican en una isla del Mar Mediterráneo?

El acuerdo para ayudar a Chipre prevé grandes sustracciones para depósitos superiores a 100.000 euros (unos US$128.500) y generó temores de que sea usado como modelo para resolver problemas en otros países de Europa.

Esta posibilidad fue sugerida por el líder del Eurogrupo y ministro holandés de Finanzas, Jeroen Dijsselbloem, aunque luego aclaró que Chipre es un caso específico con desafíos excepcionales.

Echar mano a depósitos bancarios para enfrentar crisis financieras es una medida extrema que ha sido ensayada en el pasado reciente en América Latina, que ahora mira con cierto asombro los hechos de la Zona Euro.

Pero varios expertos coinciden en que América Latina está más preparada que un par de décadas atrás para proteger el dinero colocado en sus bancos debido a una mayor vigilancia financiera, el diseño de seguros de depósitos o las reservas de emergencia que tienen los Bancos Centrales.

Estamos mucho mejor que en el pasado por capacidad preventiva y de respuesta, pero no podemos descartar por completo la posibilidad de que se produzcan grandes turbulencias, dijo Augusto de la Torre, economista jefe para América Latina del Banco Mundial, en declaraciones a BBC Mundo.

LA EXPERIENCIA LATINOAMERICANA De la Torre indicó que un cambio importante fue la implantación de regímenes explícitos de seguros de depósitos en la mayoría de los países de la región desde la década de los años 90, como ocurría en otras partes del mundo.

Esos sistemas, generalmente administrados por el Estado y con participación obligatoria de los bancos que captan depósitos, establecen claramente qué cuentas están protegidas ante una eventual crisis y cuáles no.

Esto es una diferencia respecto a la situación previa en que el seguro de depósitos en la región era más bien implícito, obligando al Estado a rescatar depositantes en una crisis según solvencia fiscal y sin reglas específicas. Antes de la década del año 2000 fuimos un campo muy fértil para crisis bancarias; entonces hemos pasado por mucha experimentación en la protección de depósitos, señaló el economista del Banco Mundial.

¿CUÁNTO CUBREN? Los montos máximos de depósitos que cubren los seguros en la región por cuenta o persona suelen ser bastante menores que los garantizados por ley en Estados Unidos (US$250.000) o en la Unión Europea (100.000 euros).

Mientras en México la protección llega hasta el equivalente a unos US$158.850, en Brasil va hasta aproximadamente US$34.900, en Argentina a US$23.450 y en Venezuela a US$4.700, según el respectivo tipo de cambio.

De todos modos, los especialistas señalan que estos seguros protegen en especial a pequeños depositantes, ayudan a la inclusión financiera y reducen el riesgo de vaivenes bancarios por temor ante la crisis de una institución particular.

Pero los expertos también coinciden en que sus garantías son insuficientes para cubrir el riesgo de un tsunami financiero como el de Argentina en 2001, cuando se implantó un corralito que retuvo en los bancos cerca de US$70.000 millones de los fondos de los depositantes.

El país contaba desde 1995 con un seguro de depósitos, pero en ese caso a quienes rechazaron la conversión de sus cuentas de dólares a pesos se les ofrecieron bonos respaldados por el Tesoro y a cancelar años después.

OTRAS PROTECCIONES Algunos países han adoptado garantías adicionales a los seguros de depósitos. En Brasil, donde hubo una confiscación temporal de cuentas bancarias por el Plan Collor contra la inflación en 1990, se aprobó una enmienda constitucional en 2001 que impidió al gobierno tomar medidas provisorias que secuestren ahorros populares u otros activos financieros.

Esto supone que actualmente Brasil no corre riesgo ninguno de sustracción de depósitos, afirmó Joao Augusto Frota Salles, analista de la consultora Lopes Filho en Río de Janeiro.

Pero el mayor respaldo para los depositantes en la región es la solidez del sistema financiero, sostuvo Julio de Brun, un ex presidente del Banco Central de Uruguay nombrado en plena crisis de 2002 en ese país.

A su juicio, eso pasa tanto por el patrimonio de las distintas instituciones como por la capacidad de los Bancos Centrales para actuar como prestamista de última instancia y respaldar el sistema en una crisis.

Hoy América Latina tiene, además de un sistema bancario bastante saneado, Bancos Centrales con muchas reservas, observó De Brun, que dirige la Asociación de Bancos Privados del Uruguay. No parece ser un momento en el cual América Latina sea susceptible a crisis bancarias.

EL SECRETO DE LA SUPERVISIÓN Claudio Loser, un ex director del Fondo Monetario Internacional (FMI) para América Latina, indicó que casi todos los países de la región tienen un sistema de supervisión muy disciplinado que sigue de cerca la salud de los bancos.

Incluso en mi país, Argentina, hay muchos problemas pero no diría que en el sistema financiero, afirmó Loser a BBC Mundo.

Además notó que la relación entre depósitos y Producto Bruto Interno (PBI) en la región es bastante menor a la de Chipre, donde los activos bancarios eran cerca de siete veces más grandes que lo producido en un año.

Aunque admitió que tal vez en un tiempo pueda demostrarse que estaba equivocado, Loser dijo creer que América Latina aprendió sus lecciones del pasado y hoy podría incluso servir de ejemplo para naciones ricas. Los países europeos y Estados Unidos tendrían que haber aprendido de América Latina, concluyó, por lo menos en el manejo del sistema bancario.