Ariel Castro fue sentenciado a cadena perpetua más 1.000 años sin derecho a libertad condicional en una emotiva jornada en la que hablaron en corte una de las víctimas y familiares de las tres mujeres que mantuvo cautivas durante diez años, sometiéndolas a vejaciones y privaciones.

Bradley Manning se enfrenta a 136 años tras las rejas, después de haber sido condenado por 20 acusaciones en el mayor caso de filtración de documentos gubernamentales de Estados Unidos. Entonces ¿qué sentido tiene extender una pena de prisión más allá de la vida de una persona?

Dictar sentencia no es sólo determinar cuánto tiempo debe estar alguien en la cárcel. También tiene una función simbólica, teatral, como indica Franklin Zimring, profesor de leyes en la Universidad de California, quien ha escrito extensamente acerca de medidas de disuasión contra el crimen.

Al sentenciar a Bernie Madoff (a 150 años por fraude), lo que el juez desea decirle es ‘eres realmente una mala persona’. Y para este propósito, el número de años puede ser infinitamente elástico.

El papel real que juega una denuncia simbólica depende de muchas cosas, como la cobertura de los medios o la naturaleza de un delito, pero la tensión entre estas dos funciones radicalmente diferentes la simbólica y la práctica es una característica de los sistemas de justicia penal modernos, señala Zimring, y no sólo en EE.UU.

En México, por ejemplo, José Luis González González dueño de la empresa Publi XIII fue sentenciado a más de 2.000 años de cárcel por diversos fraudes, tras un largo juicio.

La libertad condicional significa que la sentencia puede ser ajustada en una fecha posterior. Pero esta figura ha quedado eliminada para penas de cadena perpetua en muchas partes del país.

LA CIENCIA INEXACTA DE LAS SENTENCIAS En su mayoría los procesos penales en EE.UU. son interpuestos por el Estado, de manera que puede haber enormes variaciones en las sentencias. Los jueces están limitados por su rango legal pero, dependiendo del crimen, su capacidad de sentenciar podría ser muy amplia o no tener una pena máxima en absoluto.

El fraude contra una persona puede involucrar múltiples crímenes como declaraciones falsas, fraude electrónico y robo, así que las sentencias consecutivas para cada acusación se pueden acumular rápidamente.

Lo mismo ocurre para crímenes cometidos con computadoras, como la pornografía infantil, porque cada imagen puede contar como un cargo por separado. Es más probable que los delitos menores resulten en acumulación de penas.

Para víctimas de crímenes y sus seres queridos no hay nada problemático en una sentencia muy prolongada. Una sentencia que aumenta con cada declaración de culpabilidad es una manera de darle su importancia a cada víctima.

Con la sentencia de 1.000 años, el secuestrador y violador de Cleveland, Ariel Castro, no sería elegible para salir en libertad hasta 3013.

Algunas sentencias largas son una alternativa a la pena de muerte. Dudley Wayne Kyzer está pagando dos cadenas perpetuas más 10.000 años por un asesinato triple que cometió en la década de 1970. Después de pasar cuatro años en el corredor de la muerte, fue sometido a un segundo juicio porque la pena de muerte fue por entonces declarada inconstitutional en Alabama.

Tommy Smith era asistente del fiscal de Distrito en el condado de Tuscaloosa, cuando convenció al juez de imponer la prolongada sentencia como alternativa. El jurado envió un mensaje. No lo quieren ver libre, expresó. A Kyzer se le negó nueve veces la libertad condicional.

Charles Manson, autor intelectual de varios sonados asesinatos, incluido el de la actriz Sharon Tate, la esposa del cineasta Roman Polanski, en 1969, fue sentenciado a pena de muerte, pero le fue conmutada a cadena perpetua sin derecho a libertad condicional cuando se abolió la pena capital en California.

Mark David Chapman, el asesino de John Lennon, fue sentenciado a cadena perpetua en 1981. A petición de la viuda de Lennon, Yoko Ono, se le ha negado la libertad condicional siete veces.