Dos cartas escritas por el almirante Lord Nelson serán subastadas esta semana. Una la escribió con la mano derecha y la otra con la izquierda, después de que le amputaran su brazo derecho en 1797. A propósito nos preguntamos, ¿qué tan difícil es aprender a escribir con la otra mano?

Es probable que Lord Nelson sea uno de los héroes navales británicos más grandes de la historia. Sin embargo, la historia de este comandante que perdió su brazo derecho en la batalla de Santa Cruz de Tenerife puede seguir considerándose moderna.

Es difícil saber exactamente cuántos miembros de las fuerzas armadas británicas y del resto del mundo han tenido que aprender a escribir con la otra mano tras sufrir alguna lesión.

El año pasado, la asociación británica que agrupa a exmilitares que han perdido un brazo o una pierna informó que desde 2001, habían ocurrido 10 amputaciones de brazos y 16 amputaciones triples de miembros. Otros han sufrido lesiones que no provocaron la pérdida de alguna extremidad, pero que sí los incapacitó para escribir.

Y, por supuesto, los miembros del ejército no son los únicos afectados. Muchas personas pierden un brazo o el uso de un brazo como resultado de un accidente.

Mike Swainger, de 34 años, perdió su brazo y su pierna derecha tras ser golpeado por un tren, mientras jugaba cerca de los rieles cuando apenas era un niño de 13 años.

Aunque pasó tres meses recuperándose en el hospital, comenzó a recibir clases particulares dos semanas después del accidente.

Tuve que empezar a usar mi mano izquierda todo el tiempo. Fue como volver a ser pequeño, aprendí a escribir y dibujar de nuevo. Sabía que podía escribir, pero mi letra era distinta.

Perseveré y en aproximadamente un mes conseguí que mi escritura volviera a ser clara y limpia, dice.

TESTIMONIOS Roy Haycock, de 79 años, tenía sólo 5 cuando perdió su brazo derecho al ser golpeado por un camión, mientras caminaba de la escuela a la casa. Él cree que su corta edad tuvo un gran impacto en su recuperación.

Antes del accidente podía hacer lo básico, escribir mi nombre por ejemplo. Un par de semanas después ya estaba estudiando de nuevo y escribiendo cartas con mi mano izquierda.

A veces me pasaba que intentaba agarrar la pluma con la mano derecha, en parte por costumbre y en parte porque solía pensar que aún sentía mis dedos. Pero como era tan joven, el no se puede no estaba en mi diccionario.

Los derrames cerebrales, que afectan a unas 152.000 personas en el Reino Unido cada año, también pueden causar impedimentos.

Alrededor de 40% de los sobrevivientes de accidentes cerebrovasculares tienen un brazo que no funciona. Según la asociación Stroke, de ellos, entre el 40 y el 70% tiene dificultades para escribir.

El lado izquierdo de Maureen Lawson quedó paralizado después de sufrir tres derrames el año pasado. Eso significó cambiar un hábito de toda la vida.

No estaba segura de que recuperaría algún movimiento en el lado izquierdo, y como zurda, una de las primeras cosas que pensé fue: ¿qué hare si tengo que firmar documentos importantes?, dice.

La mujer de 57 años de edad aprendió a escribir con la mano derecha trazando letras y figuras en un libro para niños. A pesar de que ha recuperado algo de movimiento en su brazo izquierdo, dice que no siente del todo y por eso se le dificulta sostener un bolígrafo.

Me he convertido en ambidiestra. Para usar la mano izquierda debo concentrarme, así que cuando estoy apurada, uso la derecha. Ya soy capaz de usarla sin pensar, asegura.

RECOMPENSAS A LARGO PLAZO Si una persona pierde una extremidad o la capacidad de usarla debido a un accidente cerebrovascular, por ejemplo, la ciencia de entrenar al lado no dominante para que realice tareas de importancia es muy similar, señala Paul Williams, entrenador de la asociación Stroke.

Cada movimiento necesita de mensajes que viajen a través de conexiones y demás vías en el cerebro. Todas las conexiones en el cerebro tienen pequeñas interrupciones. Para poder realizar un movimiento, el mensaje tiene que saltar esa brecha. Cuanto más a menudo salten las señales a través de ese espacio, más fácil y natural será volver a hacerlo.

La complicación con los derrames es que si las partes del cerebro que controlan las células nerviosas resultan maltratadas, no podrán enviar automáticamente los mensajes que le piden al cuerpo que se mueva, explica.

Por supuesto, hoy en día la mayoría de la gente escribe menos a mano y usa más teclados. Y con la llegada de los softwares que se activan con la voz, aprender a escribir no es siempre una prioridad para los pacientes.

Sin embargo, Melissa Jacobs, una terapeuta ocupacional del Hospital Queen Mary de Roehampton, en Londres, dice que es importante alentar a la gente a que vuelva a aprender a escribir, incluso si es sólo lo necesario para firmar o rellenar un formulario.

Si la gente persevera, las recompensas tienen una larga duración. Aunque Swainger utilizó una prótesis de brazo derecho durante 20 años, continúa escribiendo con la mano izquierda.

Hace 18 meses, Swainger se convirtió en la primera persona en el Reino Unido a quien se le implantó un brazo biónico. Eso le ha permitido convertirse en entrenador de rugby y liderar el equipo en silla de ruedas Hull FC.

Es interesante porque antes de mi accidente quería ser un jugador de rugby profesional y ahora lo he conseguido. He sido capaz de hacer todas las cosas que siempre quise hacer.