Arabia Saudita ha invertido en proyectos de armas nucleares paquistaníes y cree que podría obtener bombas atómicas cuando quiera, le revelaron a la BBC una variedad de fuentes.
Mientras que la posibilidad de un programa nuclear del reino a menudo se ha enmarcado en el contexto de la lucha contra el programa atómico de Irán, ahora es posible que los sauditas sean capaces de desplegar tales dispositivos más rápidamente que la República Islámica.
La potencia chiita no puede permitir que la sunita tenga tanto más poder militar. Durante décadas, el reino ha confiado en su gran aliado, Estados Unidos, para que impida que los iraníes avancen en su programa nuclear.
Pero la administración de Barack Obama no le inspira tanta confianza a Riad, y el acercamiento de Washington con Teherán le inquieta.
ARMAS LISTAS A principios de este año, una alta autoridad de la OTAN me dijo que había visto informes de inteligencia que decían que las armas nucleares hechas en Pakistán para Arabia Saudita estaban listas para ser entregadas.
El mes pasado, Amos Yadlin, un ex jefe de inteligencia militar israelí, dijo en una conferencia en Suecia que si Irán conseguía la bomba, los sauditas no esperarán un mes. Ellos ya pagaron por la bomba, irán a Pakistán y se llevarán lo que necesiten.
Israel comparte con Arabia Saudita el deseo de frenar los avances iraníes en el terreno nuclear.
Desde 2009, cuando el rey Abdalá de Arabia Saudita le advirtió al enviado especial de EE.UU., Dennis Ross, que si Irán cruzaba el umbral, conseguiremos armas nucleares, y el reino le ha seguido enviando a los estadounidenses numerosas señales de sus intenciones.
Gary Samore, quien hasta marzo de 2013 fue asesor de Obama en la lucha contra la proliferación nuclear, le dijo a la BBC: Los sauditas creen que tienen una suerte de acuerdo con Pakistán de que, in extremis, tendrían el derecho de adquirir armas nucleares de Pakistán.
DE LARGA DATA La historia del proyecto de Arabia Saudita –incluyendo la adquisición de misiles capaces de transportar ojivas nucleares a larga distancia– se remonta décadas atrás.
En los años 80 compraron secretamente decenas de misiles balísticos CSS2 de China. Estos cohetes, considerados por muchos expertos demasiado imprecisos para usarlos como armas convencionales fueron desplegados hace 20 años.
Recientemente, expertos de la editorial de defensa Jane reportaron que se había completado una nueva base saudita de CSS-2 con los carriles de lanzamiento de misiles alineados con Israel e Irán.
También es claro desde hace muchos años que Arabia Saudita le ha dado generosa asistencia financiera al sector de la defensa de Pakistán incluyendo, alegan los expertos occidentales, a sus laboratorios nucleares y de misiles.
Visitas del entonces ministro de Defensa saudita Príncipe Sultán bin Abdulaziz al Saud al centro de investigación nuclear paquistaní en 1999 y 2002 destacaron la intimidad de la relación.
AFIRMACIONES Y NEGACIONES En la década de los 90 comenzaron a circular denuncias sobre un acuerdo nuclear paquistaní-saudita, pero fueron negadas por las autoridades sauditas.
Señalaban que su país habían firmado el Tratado de no proliferación y aseguraban que querían un Medio Oriente libre de armas nucleares, acusando a Israel de tenerlas.
El hecho de que entregarle las bombas atómicas a un gobierno extranjero podía causarle enormes dificultades políticas a Pakistán, en particular con órganos tan importantes como el Banco Mundial y otros donantes, respaldó el escepticismo respecto a esas primeras denuncias.
En Eating the Grass (Comiendo la hierba), la historia semioficial del programa nuclear paquistaní, el teniente general Feroz Hassan Khan escribió que las visitas del Príncipe Sultán a los laboratorios atómicos de Pakistán no son pruebas de un acuerdo entre los dos países.
Pero reconoció que, Arabia Saudita le dio un generoso apoyo financiero a Pakistán que permitió que el programa nuclear continuara.
QUÉ HACER Con o sin un acuerdo entre los dos países en la década de los 90, alrededor de 2003 el reino comenzó seriamente a pensar estratégicamente acerca de su cambiante entorno de seguridad y la perspectiva de la proliferación nuclear.
Un documento filtrado ese año por altos funcionarios sauditas trazaba tres respuestas posibles: Adquirir sus propias armas nucleares. - Hacer un acuerdo con otra potencia nuclear para proteger al reino. - Confiar en el establecimiento de una zona desnuclearizada en Medio Oriente.
Más o menos al mismo tiempo, tras la invasión estadounidense de Iraq, empezaron a notarse graves tensiones en la relación entre EE.UU. y Arabia Saudita, como señala Gary Samore, exasesor de Obama.
Los sauditas resentían la eliminación de Saddam Hussein, desde hacía tiempo estaban descontentos con la política estadounidense hacia Israel y les preocupaba cada vez más el programa nuclear iraní.
ES LÓGICO En los años que siguieron, las conversaciones diplomáticas sobre cooperación nuclear entre los paquistaníes y los sauditas se intensificaron.
En 2007, la misión estadounidense en Riad notó que diplomáticos paquistaníes les hacían preguntas sobre cuánto sabía EE.UU. respecto a la cooperación nuclear paquistaní-saudita.
Paquistaníes, sin ser nombrados, opinaban que es lógico que los sauditas intervengan como protectores físicos del mundo árabe y procuren armas nucleares, según uno de los cables del Departamento de Estado publicado por WikiLeaks.
A finales de esa década los funcionarios y los príncipes sauditas estaban dando advertencias explícitas de su intención de adquirir armas nucleares si Irán lo hacía.
LISTAS PARA USO INMEDIATO Tras alertar a los estadounidenses en privado durante años, el año pasado los funcionarios sauditas en Riad hicieron una advertencia pública, diciéndole a un periodista del diario británico The Times que sería inaceptable que Irán tuviera capacidad nuclear y no el reino.
¿Pero fueron estas declaraciones fanfarronadas destinadas a forzar a una línea más fuerte de Estados Unidos contra Irán o eran evidencia de un plan deliberado y a largo plazo de Arabia Saudita para una obtener bomba? Ambas, fue la respuesta que recibí de importantes exfuncionarios.
Un alto funcionario paquistaní, hablando en términos generales, confirmó la naturaleza amplia del acuerdo –-probablemente no escrito-– que su país habían alcanzado con Riad y preguntó retóricamente ¿por qué nos habrían dado los sauditas todo ese dinero? No es caridad.
Otro, un ex oficial de inteligencia del mismo país, dijo que creía que sin duda, los paquistaníes mantienen un cierto número de cabezas nucleares sobre la base de que si los sauditas las requirieran en cualquier momento, serían inmediatamente transferidas.
CÓMO CONCRETAR EL ACUERDO Tras hablar con muchos funcionarios actuales y retirados en los últimos meses, el único debate que con el que me he topado es sobre cómo exactamente los sauditas redimirían el trato con Pakistán.
Algunos piensan que sería una transacción sencilla de pago en efectivo por cabezas nucleares; otros, que se trata de un arreglo bajo el cual las fuerzas nucleares paquistaníes podrían desplegarse en el reino.
Creo que sencillamente darle a Arabia Saudita un puñado de armas nucleares sería una acción muy provocativa, piensa Gary Samore.
Agrega: Es mucho más probable que si Pakistán quiere honrar cualquier acuerdo enviaría sus propias tropas armadas con armas nucleares y sistemas de entrega para ser desplegadas en Arabia Saudita.
Esto le daría una gran ventaja política a Pakistán ya que le permitiría negar que simplemente entregó las armas, pero implica que se tendría que establecer un sistema de doble llave para poder lanzar los misiles.
Otros piensan que esa opción no es creíble, pues Arabia Saudita, que se considera la líder de la Umma o la gran comunidad islámica sunita, querría un control total de su capacidad de disuasión nuclear, particularmente en esta época del empeoramiento de la confrontación sectaria con el chiita Irán.
DEJARLOS ALLÁ Hay muchas buenas razones para que Arabia Saudita deje sus ojivas nucleares en Pakistán por el momento.
Ello le permite al reino negar que las tiene en su territorio, evita desafiar a Irán a cruzar el umbral nuclear en respuesta y aísla a Pakistán del oprobio de ser visto por la comunidad internacional como un país que opera un autoservicio atómico. Sin embargo, es probable que estos supuestos no se mantengan por mucho tiempo.
El deshielo diplomático de EE.UU. con Irán ha provocado profundas inseguridades en Riad, que teme que cualquier acuerdo para restringir el programa nuclear de la República Islámica sería ineficaz.
A principios de este mes, el jefe de inteligencia saudita y exembajador en Washington, Príncipe Bandar, anunció que el reino se distanciaría más de Estados Unidos.
Mientras que investigaba esto, he oído rumores entre los diplomáticos de que Pakistán recientemente le entregó a Arabia Saudita misiles balísticos móviles Shaheen, sin ojivas.
Estos informes, todavía sin confirmar, indicarían una capacidad de desplegar armas nucleares en el reino y montarlas en un eficaz y moderno sistema de misiles más rápidamente de lo que algunos analistas habían imaginado anteriormente.
Cuando Arabia Saudita se mostró dispuesta a intervenir a gran escala tras el derrocamiento militar del presidente Mohammed Morsi en Egipto, le envió un mensaje a Pakistán, al demostrar que puede llenar el vacío que dejaría perder la ayuda militar de Estados Unidos o los préstamos del Banco Mundial por apoyarlos.
REACCIÓN DE PAKISTÁN Y ARABIA SAUDITA La BBC se contactó con los gobiernos de Pakistán y Arabia Saudita. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Pakistán describió nuestro reportaje como especulativo, travieso e infundado. Comentaristas observaron que no usaron la palabra falso.
Agrega: Pakistán es un Estado nuclear responsable con sólidas estructuras de mando y control y amplios controles de exportación.
La embajada saudita en Londres también emitió un comunicado señalando que el reino es un signatario del Tratado de no proliferación y ha trabajado para un Medio Oriente libre de armas nucleares.
Pero también indica que el fracaso de la ONU para hacer de Medio Oriente una zona libre de armas nucleares es una de las razones por las que el Reino de Arabia Saudita rechazó la oferta de un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Agrega que el ministro de Relaciones Exteriores saudita ha subrayado que esta falta de acción internacional ha puesto a la región bajo la amenaza de una bomba de tiempo que no puede ser fácilmente desactivada solamente maniobrando a su alrededor.
El hecho de que Arabia Saudita no negara nuestra historia puede ser visto como una continuación de la señalización que se inició en 2009.