Siria dio hoy el primero de los pasos para demostrar su voluntad de cumplir lo pactado con Rusia y poner su arsenal de armas químicas a disposición de la comunidad internacional y evitar así una intervención militar de Estados Unidos.
La ONU recibió este jueves un documento de las autoridades sirias con el que inician los trámites legales para unirse a la Convención Internacional para la Prohibición de las Armas Químicas, uno de los puntos incluidos en la propuesta rusa para que el régimen de Bashar al Assad ponga sus armas bajo control internacional.
Hemos recibido un documento de adhesión y estamos en el proceso de traducirlo y estudiarlo, anunció ante la prensa un portavoz de la ONU, Farhan Haq, quien precisó que se trata de un primer paso sobre una de las vías que tienen los países para sumarse a los tratados internacionales.
La adhesión es el acto por el cual un Estado que no ha firmado un tratado expresa su consentimiento en llegar a ser parte de esa convención depositando un instrumento de adhesión, proceso que tiene los mismos efectos jurídicos que la ratificación, la aceptación o la aprobación.
¿DE SIETE A SEIS? Siria es uno de los siete países que no se han unido a la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, Producción, Almacenaje y Uso de Armas Químicas y sobre su destrucción, que fue firmado en 1993 y entró en vigencia cinco años más tarde, y que hasta la fecha han firmado 189 estados.
De esta forma, la vía diplomática para resolver la guerra siria sigue sumando pasos mientras los expertos independientes de la ONU que investigaron el posible uso de armas químicas en el ataque del pasado 21 de agosto a las afueras de Damasco continúan analizando las pruebas recogidas sobre el terreno.
Está previsto que el equipo que lidera el profesor sueco Ake Sellström elabore un informe cuando terminen los análisis que están realizando en cuatro laboratorios europeos y algunas fuentes apuntan a que se haría público la próxima semana. No hay ninguna fecha confirmada todavía, respondió hoy el portavoz de la ONU.
Al margen de los pasos que empieza a dar el gobierno sirio, Estados Unidos y Rusia, representados respectivamente por su secretario de Estado, John Kerry, y por su ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, comenzaron hoy en Ginebra una reunió que podría ser clave para el futuro del conflicto en Siria.
Mientras Lavrov se mostró confiado en que habrá un acuerdo que haga innecesaria una acción militar de EE.UU., Kerry reconoció que se sentaban a la mesa de negociación con desacuerdos sobre quién fue el responsable del ataque del 21 de agosto, o las fuerzas del régimen de Al Asad o los grupos rebeldes.
Kerry también dijo que las palabras del régimen de Bachar Al Asad sobre su voluntad de renunciar a sus armas químicas no son suficientes y que espera trabajar con Rusia para que esto realmente suceda.
En una entrevista a un canal ruso de televisión, Al Asad negó haber usado armas químicas contra su pueblo, pidió a la Casa Blanca acabar con las amenazas y aseguró que si se atacaran a su país se daría paso a una guerra que destruirá toda la región y Oriente Medio entraría en una espiral de problemas e inestabilidad durante décadas.
Por su parte, el presidente ruso, Vladimir Putin, advirtió de que un ataque militar de EEUU desataría una nueva ola de terrorismo, y aseguró que no hay dudas de que se usó gas venenoso, pero todo apunta a creer que no fue empleado por el Ejército, sino por las fuerzas de oposición, para provocar una intervención extranjera.
Así las cosas, el mediador internacional para Siria, Lajdar Brahimi, que se reunió hoy con Kerry y mañana lo hará con Lavrov, confió en que se vuelva a hablar pronto de una solución política a la crisis en Siria, un conflicto que ha dejado más de cien mil muertos desde que estalló hace dos años y medio.
Brahimi continuó así con sus esfuerzos diplomáticos para lograr que se celebre en Ginebra una conferencia internacional concebida para que las partes beligerantes en el conflicto, el régimen y los rebeldes, puedan negociar un plan político que permita poner fin a la guerra civil. EFE