Habla Tabaré Vásquez: Nací en __Montevideo:https://elcomercio.pe/tag/43042/montevideo hace 73 años. Estoy casado y tengo cuatro hijos. En el 2005 fui elegido presidente. Fue la primera vez que la izquierda llegó al poder en mi país. Volveré a postular en las elecciones del 2014. Estudié Medicina y toda mi carrera la he dedicado a la lucha contra el cáncer. He venido muchas veces al Perú, incluso antes de ser presidente. En la década de los ochenta acompañé al Atlético Progreso, el equipo de fútbol del que soy hincha, cuando jugó la Copa Libertadores contra Alianza Lima y San Agustín. En mi país casi todos son de Peñarol o Nacional ; sin embargo, todavía existimos algunos rebeldes que somos de otros clubes.
El médico de profesión participó en nuestra capital en el primer curso avanzado de prevención del cáncer que organizó Oncosalud la semana pasada.
— Usted es un político reconocido en Sudamérica, pero tiene otra faceta menos conocida, que es la de médico oncólogo. La lucha contra el cáncer no es la más fácil A diferencia de lo que la gente piensa, el cáncer es una enfermedad curable. De las crónicas, la que más se cura es el cáncer. Todo depende de que se haga un diagnóstico oportuno cuando recién se presenta. Además, es un mal que se puede prevenir. Uno de los ejemplos clásicos es la relación que existe entre el tabaco y el cáncer de pulmón. Sabemos que la persona que fuma tiene altísimas posibilidades de sufrirlo. Asimismo, la exposición a sustancias químicas, a los rayos solares, la obesidad o la falta de actividad física son elementos que pueden conllevar a que aumente la incidencia. Por lo tanto, si es una enfermedad crónica que se puede curar, si se puede detectar en etapas tempranas y además se puede prevenir, lo que hay que intentar hacer en este momento es entregar esos conocimientos a las personas.
— Su trabajo con pacientes de cáncer lo llevó a escribir el libro “Crónica de un mal amigo”… Decidí escribirlo porque entiendo que la educación de la población juega un rol muy importante en la lucha contra el cáncer. En ese sentido, podríamos haber escrito un decálogo de recomendaciones, pero me pareció que podíamos atrapar mejor a la población novelando ese decálogo con experiencias personales recogidas durante toda una vida dedicada a la cancerología. Con esos ejemplos busqué darle a la gente las herramientas necesarias para combatir el mal.
— Usted le puso ese título porque el cáncer es un mal amigo que aparece en casa sin que lo llamen y causa mucho daño a la persona que lo acogió… El título pretende interpretar lo que es la biología del cáncer. Es un mal amigo porque en una buena cantidad de los casos crece en la persona sin dar ningún tipo de signo o síntoma. Crece, porque el organismo no se defiende del tumor. Es como cuando uno tiene a un amigo en casa: uno no toma ninguna medida contra él porque no creemos que nos hará algún daño. Sin embargo, si uno lo deja crecer libremente, el cáncer se manifestará con signos o síntomas que, si no se tratan adecuadamente, ocasionan la muerte del hospedero. A veces le facilitamos la entrada fumando, exponiéndonos a productos químicos cancerígenos o no llevando una vida adecuada en cuanto a higiene, alimentación o actividad física.
— Es un amigo que está siempre del lado de nuestros vicios… Sí. Está ligado a esos elementos. No obstante, lo que hace que siga siendo una enfermedad maligna es el temor que le da a la gente el pensar que puede tener un cáncer. Ese miedo lleva a que no consulten a tiempo. Si es tratado a tiempo, el cáncer se cura.
— Usted hace énfasis en la prevención, pero, una vez contraído el cáncer, el papel de la familia también es fundamental… Sin duda, la familia tiene que apoyar al paciente. El médico también. Y el apoyo también debe brindarlo a la familia, porque el mal no solo impacta a la persona que lo padece, sino también al entorno.
— ¿Cómo compatibiliza el trabajo de médico con el de político? Apelando a una frase cliché, ¿nuestros países tienen males que los políticos deben curar? Estoy de acuerdo con ese pensamiento, porque una sociedad está constituida por personas. Esa sociedad es un ente vivo, igual que nuestro organismo. Como tal, puede sufrir alteraciones patológicas que se pueden prevenir con educación, con la implementación de políticas públicas, combatiendo la pobreza. La labor política debe encarar al conjunto de personas que viven en un país y que pueden sufrir patologías. Para mí el encare político es muy similar al médico.
— Los pesimistas creen que estamos perdiendo la lucha contra el cáncer y los males de la política… Esa idea hay que desterrarla. La lucha contra el cáncer se está ganando. Cada vez se conoce más sobre esta enfermedad. Creo que en no mucho tiempo se va a poder lograr descifrar con totalidad cuál es la biología del cáncer. También creo en la política. Los problemas de la democracia se solucionan con más democracia, y en ese sentido la política es la herramienta fundamental para avanzar en una mayor justicia social, igualdad y respeto de los derechos humanos.
— ¿Estamos mucho mejor que hace diez o veinte años? En el tema de la lucha contra el cáncer, sin duda. En el tema político, hay que medirlo de acuerdo a la realidad de cada país y sociedad. En algunas cosas hemos avanzado y en otras hemos retrocedido, pero debemos recordar que estamos formados por personas y, como tales, hay momentos de salud, enfermedad, tristeza, alegría, que son innatos a la condición humana.