Uruguay se convirtió hoy en el primer país del mundo en legalizar completamente la producción y la venta de marihuana, cuyo consumo ya era legal en la nación sudamericana, al ratificar el Senado un inédito proyecto de ley aprobado previamente en la Cámara de Diputados.
La norma fue aprobada con 16 votos a favor por 13 en contra en una sesión que duró unas doce horas y que estuvo marcada por el acalorado debate entre el oficialismo, que impuso su mayoría simple para dar luz verde al proyecto gubernamental, y la oposición, que rechazó la propuesta en bloque.
El Proyecto de Ley sobre Control y Regulación de la Marihuana y sus Derivados fue planteado originalmente en junio de 2012 por el presidente del país, el exguerrillero de 78 años José Mujica, como una revolucionaria forma de combatir al narcotráfico.
El plan, canalizado a través del bloque oficialista de izquierdas Frente Amplio (FA), establece la creación de un ente estatal regulador que se encargará de emitir licencias y controlar la producción y distribución de la droga en clubes y farmacias.
El debate en el Senado fue seguido por defensores del libre consumo de esta droga, que celebraron jubilosos el resultado de la votación dentro y fuera del Legislativo, y fumando cigarrillos de marihuana en una colorida manifestación en las calles.
Durante la discusión parlamentaria los senadores oficialistas calificaron la jornada de histórica y consideraron el proyecto un gran paso para mejorar la situación de muchos jóvenes, la mayoría pobres, que padecen el flagelo de las drogas.
LA MARIHUANA NO ES INOCUA La guerra contra las drogas es una guerra perdida, afirmó la senadora del FA Constanza Moreira, para quien la iniciativa pone a Uruguay a la vanguardia.
Su colega en el FA Ernesto Agazzi reconoció que la marihuana no es inocua y que prefiere que en el futuro no se consuma ninguna droga en el país pero aclaró que la ley tiene la intención mejorar la desastrosa situación actual, en la que la represión ha fracasado como fórmula.
Por contra, los senadores opositores coincidieron en señalar que la iniciativa es un experimento que tendrá efectos nefastos para la salud pública y justamente para los jóvenes.
Algunos lamentaron que exista una percepción generalizada entre la gente joven de que la marihuana no es dañina, lo cual consideraron falso, y alertaron sobre el peligro de que Uruguay se transforme en un destino de narcoturismo, como apuntó el senador del Partido Colorado Alfredo Solari, médico de profesión.
También expresaron su preocupación por los efectos que la marihuana puede tener en el potencial de aprendizaje de niños y adolescentes en materia educativa.
RECHAZAN LA NORMA Otros opositores, como el ex candidato presidencial Jorge Larrañaga, del Partido Nacional, consideraron una forma de claudicación el argumento principal esgrimido por Mujica para impulsar la ley: que hay que legalizar la marihuana porque la lucha contra la droga ha fracasado.
También expresaron su sorpresa porque en Uruguay el gramo de marihuana se pretenda vender a un dólar (0,63 euros) cuando en los cafés especializados de Ámsterdam el precio es superior a los 8 euros.
Las críticas se centraron también en la falta de definición de la ley, considerada muy generalista porque deja que casi todos sus aspectos prácticos para un reglamento posterior que deberá ser redactado en 120 días.
Antes de la votación, Mujica dijo que la nueva ley no es bonita y reconoció que los ciudadanos, dos tercios de los cuales la rechazan en las encuestas, no están totalmente preparados para ella, pero pidió una oportunidad para ver si funciona.