El 20 de setiembre de 2006, durante la 64 Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, habló el recientemente fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez. En aquel momento, estaba preparándose para dar un discurso de casi media hora contra Estados Unidos y decidió empezarlo mostrando un libro de Noam Chomsky, “Hegemonía o supervivencia”.

“Yo creo que los primeros ciudadanos que deberían leer esto serían los hermanos y hermanas de EE.UU., porque la amenaza la tienen en su propia casa. El diablo está en casa”, dijo mientras se dirigía ante los líderes internacionales que permanecían en el auditorio. El puesto estadounidense estaba vacío.

“Ayer vino el diablo aquí, estuvo aquí”, continuó antes de persignarse. En este mismo lugar huele a azufre todavía, huele a azufre esta mesa donde me ha tocado hablar”, dijo al referirse a George Bush.

La comparación le sirvió como inicio a toda su ponencia, en la cual atacó al “imperialismo” de Estados Unidos, cuyo gobierno había ido a “dar sus recetas para tratar de mantener el actual esquema de dominación”.

YA NO HUELE A AZUFRE La comparación fue reciclada tres años después, cuando en la asamblea de la ONU en 2009, año en el que Barack Obama asumió la presidencia de EE.UU., evocó a la esperanza.

Dios libre a Obama de las balas que mataron a (John F.) Kennedy. Ojalá logre virar de verdad. Ayer habló aquí. Ya no huele a azufre aquí. huele más bien a otra cosa, huele a esperanza”, señaló.