Viviendo con miedo: El día a día de los inmigrantes en EE.UU.
Viviendo con miedo: El día a día de los inmigrantes en EE.UU.
José Miguel Vivanco

Desde que asumió la presidencia de EE.UU., el temor a la deportación habita en millones de inmigrantes indocumentados. Algunos políticos piensan que se trata de una campaña efectiva de corto plazo, mientras que otros la califican de inhumana, abusiva e injustificada. 

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Sobre la retórica antiinmigrante se pronuncia nuestra compatriota Lenka Mendoza, lideresa del movimiento Mom Dreamer’s (Madres de Jóvenes Soñadores), de Washington, quien desde hace meses se encuentra en la mira de los agentes de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE). 

Ella y su esposo no tienen sus documentos en regla, su hijo mayor está protegido por el programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) y su hija pequeña no tiene inconvenientes por haber nacido en la Unión Americana. Pero la sombra de la deportación eclipsa cualquier plan. 

“Yo perdí el miedo en el 2012, cuando hice una huelga de hambre ante la Casa Blanca para pedir un alto a las deportaciones. De allí en adelante he testificado ante el Congreso, he explicado el drama de los indocumentados a universitarios y he participado en todas las marchas en favor de una reforma migratoria”, señala Mendoza. 

Sin embargo, agrega, en las últimas semanas su esposo ha recibido insultos racistas y en el parabrisas de su auto han colocado notas en las cuales le piden que se largue. “En la escuela de mi hija algunos compañeros le han preguntado si es indocumentada o si alguno de sus padres ya ha sido deportado. Eso no había ocurrido antes”. 

Mendoza admite que últimamente ha tenido que abstenerse de asistir a algunos eventos por temor a ser arrestada por la ICE. “La semana pasada fui entrevistada por la cadena Fox y aproveché para defender la vigencia del DACA, que beneficia a 750 mil jóvenes indocumentados, así como denunciar los excesos contra la comunidad hispana. Eso no agradó a muchos en Washington y ahora estoy privilegiando las entrevistas o conferencias online para evitar sorpresas de ICE”.

—Los más afectados—

Jaime Contreras, dirigente del sindicato de trabajadores de limpieza SEIU-DC, asevera que el problema es que las redadas no están dirigidas en contra de criminales, traficantes de drogas, abusadores sexuales o pandilleros, como asegura Trump, sino que buscan incrementar las estadísticas a costa de trabajadores indocumentados, sin tener en cuenta que miles de niños quedan desamparados. 

“Hoy el miedo es tan grande que muchos padres indocumentados no quieren llevar a sus hijos a la escuela, pues eso los obliga a manejar sin licencia de conducir e incrementa las posibilidades de ser arrestados y deportados. Los republicanos olvidan que los pequeños que sufren hoy por su política antiinmigrante mañana serán votantes”, señala Contreras. 

Claudia Campos, psicóloga en la clínica capitalina Sister’s Place, califica de grave el daño psicológico que se causa a los niños de padres indocumentados cada vez que Trump habla de redadas y deportaciones masivas. “Es doloroso comprobar que muchos pequeños llegan a la escuela en estado de pánico y desasosiego ante la posibilidad de quedarse solos. Da lástima ver que un niño rechace el contacto social para evitar encontrarse con un agente de inmigración”.

Hace unos días, la Asociación Americana de Pediatría (AAP) publicó un pronunciamiento en el cual recordó a la Casa Blanca y al Departamento de Seguridad Nacional que los niños indocumentados que cruzan la frontera “nunca deben ser detenidos o separados de sus padres a menos que un tribunal de familia lo decida”. 

Alfredo del Arroyo, autor de la novela “Martes de infamia”, dice que el temor a la deportación es visible en las calles y no es una exageración mediática. “Todos los días observo cómo trabajadores hispanos evitan pasar al lado de patrulleros estacionados cerca de supermercados o restaurantes de comida rápida. A diario se escuchan rumores de redadas en ‘malls’ y arrestos de madrugada en edificios con inmigrantes. La dimensión de esta realidad supera con creces la ficción”.  
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►FRENTE A FRENTE

○"Primero, asegurar la frontera” 

JOSÉ FUENTES AGOSTINI 
Asesor hispano del Partido Republicano en Washington

“Es injusto satanizar la política migratoria del presidente. La seguridad nacional exige decisiones drásticas. Lo primero es asegurar las fronteras e impedir la migración ilegal, luego se puede debatir cómo mejorar el sistema migratorio. El mandato presidencial no puede estar sujeto al gusto o disgusto de organizaciones proinmigrantes. La ley obliga a que los niños sean transferidos a un refugio y sus progenitores a un centro de detención. Eso no es un capricho de Trump. En casi dos meses de gobierno republicano, la inmigración ilegal bajó en un 40%, y eso se logró haciendo cumplir la ley”.


○“No se arregla amenazando”

FRANK SHARRY
Director ejecutivo de la fundación America’s Voice Immigration

“El problema migratorio de EE.UU. no se puede arreglar amenazando con redadas en vecindarios, escuelas, centros de trabajo y hasta lugares de oración. El país exige propuestas legales concertadas desde el Congreso. Implementar estrategias policíacas como las de 1930 en Alemania no es la solución. Las medidas extremistas no son aceptables. Aterrorizar a millones de inmigrantes indocumentados genera inestabilidad social y se tiene que poner límites a los agentes de ICE, pues de lo contrario los valores democráticos de nuestra nación podrían verse amenazados”. 

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