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Redacción EC

Misrata. En el recinto del organismo de lucha contra el crimen organizado de la ciudad libia de Misrata, Ali Tuwaileb verifica la temperatura de contenedores frigoríficos alineados a cielo abierto. En esta morgue improvisada yacen, desde hace casi un año, 700 cadáveres de yihadistas del grupo .

"Hay que mantener la temperatura entre -18°C y -20°C para que los cuerpos se conserven bien", explica.

Estos yihadistas murieron en Sirte (450 km al este de Trípoli), ex bastión de la organización extremista liberado en diciembre del 2016 tras combates encarnizados y una intervención aérea de Estados Unidos.

Delante de los contenedores hay dos viejas camillas bajo un cobertizo improvisado con chapas y barras metálicas que hace las veces de laboratorio para el forense.

"Como ve usted, carecemos de medios. Aquí es donde extraíamos las muestras para las pruebas de ADN y fotografiábamos los cuerpos", explica Ali Tuwaileb, el responsable de la "morgue".

Otros cientos de cadáveres de yihadistas quedaron abandonados en Sirte bajo los escombros o en cementerios construidos por el Estado Islámico.

Días después del final de los combates, los cuerpos de yihadistas, en estado avanzado de putrefacción, yacían en las calles y hacían temer una epidemia de peste en la ciudad.

Según Tuwaileb, entre 1.500 y 2.000 yihadistas están enterrados en Sirte.

"No tenemos bastantes frigoríficos, si los tuviéramos habríamos podido desenterrar todos los cuerpos", lamenta el responsable libio, que asegura que los dos contenedores en su haber se los prestaron unas empresas privadas.

► Olor nauseabundo-

De los siete contenedores frigoríficos que hay en Misrata (200 km al este de Trípoli), tres estaban averiados. "Tuvimos que repartir los cuerpos en frigoríficos que funcionan".

"Pero nos las vemos y nos las deseamos, sobre todo en verano. Primero a causa de las temperaturas altas y sobre todo por los cortes eléctricos. Siempre hay que asegurarse de que el grupo electrógeno funciona y que se pueda alimentar regularmente con carburante".

Al abrir uno de los contenedores, Tuwaileb libera una espesa nube de vapor con olor a muerte que se densifica en contacto con el aire caliente.

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En el interior, unas bolsas mortuorias manchadas de sangre y barro están colocadas en estanterías metálicas, envueltas en un vaho blanco nauseabundo.

"Las bolsas llevan número y están clasificadas. Cada cadáver dispone de su propio dosier, de una muestra de ADN y de todos los elementos, documentos y otros indicios hallados en cada cuerpo", explica Tuwaileb.

A los cuerpos encontrados en Sirte tuvieron que añadir los de los yihadistas muertos semanas después en un bombardeo estadounidense al sur de la ciudad.

Tuwaileb afirma haber recibido unos sesenta cuerpos procedentes de los lugares bombardeados.

Estados Unidos afirma haber matado a más de 80 combatientes del Estado Islámico con un centenar de bombas teledirigidas o láser, lanzadas por dos aviones furtivos sobre dos campamentos de yihadistas situados a unos 45 km al sudoeste de Sirte.

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► Traslado de dosieres -

Los dosieres fueron transportados a la oficina del fiscal general en Trípoli. "Él es quien debe decidir qué pasará con estos cuerpos, si los enterramos y dónde", explica Tuwaileb.

Según él, y los documentos de identidad hallados, la mayoría de los cadáveres son de yihadistas tunecinos, egipcios, sudaneses e incluso libios. Nadie los ha reclamado.

"No sabemos si estos países contactaron con el fiscal general para recuperar los cadáveres de sus ciudadanos, pero en lo que nos concierne, nadie vino a visitarnos para intentar identificar los cuerpos", añade.

Contactada varias veces por la AFP, la oficina del fiscal general no quiso pronunciarse sobre el tema.

"Entre tanto, los cuerpos se van a quedar aquí. El problema es que algunas compañías que nos prestaron los contenedores frigoríficos quieren recuperarlos", recalca Tuwaileb. "Les digo que pueden recuperar sus frigoríficos pero con el contenido".

Fuente: AFP

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