El tren de Kaduna fue atacado la noche del lunes por un grupo de hombres armados no identificados.
El tren de Kaduna fue atacado la noche del lunes por un grupo de hombres armados no identificados.
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Agencia EFE

Al menos ocho personas murieron en el ataque cometido por hombres armados no identificados este lunes por la noche contra un tren de pasajeros en el estado de Kaduna, en el noroeste de , confirmaron este martes las autoridades estatales.

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“Las agencias de seguridad informaron de que se recuperaron ocho cuerpos y 26 resultaron heridos durante el ataque”, afirmó en un comunicado Samuel Aruwan, comisionado de Seguridad e Interior del estado de Kaduna.

Aruwan señaló que había 362 pasajeros en el tren -pese a que previamente se había cifrado en 970 el número de pasajeros- cuando sufrió el ataque, y agregó que aún no se había contabilizado a algunos pasajeros.

“Aún continúan las investigaciones para determinar el estado de los pasajeros que se encontraban a bordo del tren y siguen desaparecidas al momento de esta actualización”, agregó el comisionado.

La nota se emitió después de que el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas nigerianas, general Lucky Irabor, confirmara la muerte de siete personas y diera un cifra ligeramente más elevada de heridos.

“Siete nigerianos fueron asesinados, otros 29 resultaron heridos y algunos fueron secuestrados, y aún tenemos que establecer el número exacto”, declaró Irabor a los periodistas en la capital del país, Abuya, donde informó del suceso al presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, tras visitar esta mañana el lugar del suceso.

El general agregó que los cuerpos de seguridad intensificarán los esfuerzos para evitar que se repita el ataque del lunes.

“El desafío de la inseguridad es constante, por lo que las agencias de defensa y seguridad deben estar alerta las 24 horas del día, los siete días de la semana. Esto es desafortunado y creemos que las lecciones de esto son lo que necesitamos para seguir adelante”, subrayó el alto mando militar, citado por el diario “The Cable”.

Irabor aseguró que se tomarán “todas las medidas necesarias, no sólo para detener a los que están detrás de este acto cobarde, sino para que también enfrenten la justicia”.

En un comunicado, el presidente condenó el ataque, que describió como un “asunto de grave preocupación”.

“Como la mayoría de los nigerianos, me duele profundamente este incidente (...), que ha resultado en la muerte de un número aún por determinar de pasajeros y otros que sufrieron lesiones”, enfatizó el jefe de Estado..

“El ataque al tren, un medio de transporte seguro para muchos, es cruel. Y nuestros pensamientos están con las familias de los fallecidos y oraciones por los heridos”, agregó Buhari.

Los atacantes presuntamente usaron explosivos que colocaron en la vía ferroviaria para descarrilar el tren, que había salido de Abuya y se dirigía a la ciudad de Kaduna (capital del estado homónimo), antes de acercarse a los vagones y empezar a disparar con armas de fuego.

“Los secuestradores colocaron explosivos (...) Estamos indefensos. (...) Todavía se escuchan disparos a nuestro alrededor. Estamos bajo los asientos rezando a Dios mientras esperamos ayuda”, escribió el lunes por la noche uno de los pasajeros, Anas Iro Dan Musa, en la red social Facebook.

Los estados del centro y noroeste del Nigeria sufren ataques incesantes por parte de “bandidos” -término usado en el país para nombrar a las bandas criminales que cometen esos asaltos- y secuestros masivos para obtener lucrativos rescates.

La violencia continúa a pesar de las reiteradas promesas del presidente nigeriano de acabar con el problema y del despliegue de más fuerzas de seguridad en la zona.

A esta inseguridad en el noroeste de Nigeria se suma la registrada desde 2009 en el noreste por el grupo yihadista Boko Haram y, desde 2016, por su escisión, el Estado Islámico en la Provincia de África Occidental (ISWAP, por sus siglas inglés).

Ambos grupos han matado a más de 35.000 personas y han causado unos 2,7 millones de desplazados internos, sobre todo en Nigeria, pero también en países vecinos como Camerún, Chad y Níger, según datos gubernamentales y de la ONU.

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