Miembros del movimiento de resistencia afgano y las fuerzas antitalibanes montan guardia en un puesto de avanzada en Kotal-e Anjuman, distrito de Paryan, en la provincia de Panjshir. (Ahmad SAHEL ARMAN / AFP).
Miembros del movimiento de resistencia afgano y las fuerzas antitalibanes montan guardia en un puesto de avanzada en Kotal-e Anjuman, distrito de Paryan, en la provincia de Panjshir. (Ahmad SAHEL ARMAN / AFP).
Agencia AFP

Desde lo alto de una cumbre escarpada del valle del Panjshir, que ya fue lugar de resistencia al invasor en el pasado, fuerzas antitalibanas se entrenan con ametralladoras pesadas de cara a posibles combates.

Son los miembros del Frente Nacional de Resistencia (FNR), principal grupo de oposición, listo para luchar hasta la muerte frente a los talibanes, que controlan desde hace casi diez días.

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En sus filas, milicianos y antiguos miembros de las fuerzas de seguridad afganas se preparan para la defensa: ametralladoras pesadas, morteros y puestos de vigilancia diseminados a los largo de este profundo valle a 80 km al noreste de Kabul, cuya principal acceso forma un cuello de botella. Los combatientes, muchos de los cuales llevan todavía el uniforme de camuflaje, patrullan la zona a bordo de Humvees, vehículos militares estadounidenses equipados con armamento pesado.

Miembros del movimiento de resistencia afgano y las fuerzas antitalibanes montan guardia en un puesto de avanzada en Kotal-e Anjuman, distrito de Paryan, en la provincia de Panjshir. (Ahmad SAHEL ARMAN / AFP).
Miembros del movimiento de resistencia afgano y las fuerzas antitalibanes montan guardia en un puesto de avanzada en Kotal-e Anjuman, distrito de Paryan, en la provincia de Panjshir. (Ahmad SAHEL ARMAN / AFP).

Con las montañas nevadas de fondo, algunos posan con fusiles de asalto, lanzacohetes y ‘walkie-talkies’.

“Morderán el polvo”, fanfarronea un soldado que enumera las derrotas de los talibanes entre los gritos de “Alá Akbar” (Dios es grande) de sus camaradas.

El valle del Panjshir es un símbolo en Afganistán. Estrecho y rodeado de altas cumbres, fue la tumba de las ambiciones de muchos invasores.

Las laderas de las montañas están salpicadas de camiones de transporte de tropas, tanques de guerra y otros equipos soviéticos roídos por el óxido, un recuerdo de las derrotas de la URSS ante los temibles Panjshir, de etnia tayika, durante la guerra de Afganistán (1979-1989).

Afganos que que luchan contra los talibanes se colocan con sus armas y vehículos Humvee en el área de Parakh en Bazarak. (Ahmad SAHEL ARMAN / AFP).
Afganos que que luchan contra los talibanes se colocan con sus armas y vehículos Humvee en el área de Parakh en Bazarak. (Ahmad SAHEL ARMAN / AFP).

“Si los señores de la guerra talibanes lanzan una ofensiva, se encontrarán con nuestra resistencia encarnecida”, avisó la semana pasada Ahmad Masud, uno de los líderes del FNR, en una tribuna publicada por el Washington Post.

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Masud es el hijo del legendario comandante Ahmed Shá Masud, considerado un héroe por muchos tayikos por haber resistido a los soviéticos y a los talibanes.

Durante 1996 y 2001, en el anterior gobierno de los talibanes, el Panjshir fue una de las pocas zonas que los “estudiantes de religión” no pudieron controlar.

El comandante Masud fue asesinado dos días antes de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos por kamikazes de Al Qaeda que se hicieron pasar por periodistas.

Afganos que que luchan contra los talibanes se colocan con sus armas y vehículos Humvee en el área de Parakh en Bazarak. (Ahmad SAHEL ARMAN / AFP).
Afganos que que luchan contra los talibanes se colocan con sus armas y vehículos Humvee en el área de Parakh en Bazarak. (Ahmad SAHEL ARMAN / AFP).

Este fin de semana, un portavoz del FNR afirmó a la AFP que su movimiento estaba listo para resistir cualquier ataque de los talibanes, pero también para negociar su entrada en un gobierno representativo.

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Sitio talibán

Aunque enviaron tropas para rodeador el valle por tres costados, los talibanes quieren hablar,según su portavoz, Zabihulá Mujahid.

El antiguo vicepresidente afgano, Amrulá Salé, enemigo declarado de los talibanes (que intentaron asesinarle en varias ocasiones), se refugió también en el Panshir.

“Los talibanes no permiten el abastecimiento del valle de Andarab”, frontera con el Panjshir, según escribió por Twitter. “Miles de mujeres y niños huyeron a las montañas”.

Salé afirmó que un desastre humanitario era inminente.

Los talibanes aseguran que Andarab está bajo su control.

Ambas partes evocaron escaramuzas en los últimos días, con versiones diferentes de los hechos que no se pueden verificar.

La ONG italiana Emergency señaló la semana pasada que había “un número creciente de heridos de guerra” en su hospital de Panjshir.

Se desconoce la preparación militar y las provisiones de armas y municiones que el FNR pueda haber almacenado en el valle estos últimos tiempos. “Sabemos que con nuestra fuerza militar y logística no bastan”, para resistir a un asedio de varios meses, reconoció Ahmad Masud en el Washington Post

Las reservas “se acabarán rápido a menos que nuestros amigos occidentales encuentren un medio para abastecernos sin demora”, añadió.

Notables del valle del Panjshir se habrían reunido con dirigentes talibanes en Kabul, pero las discusiones no dieron resultados, de momento .

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