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Redacción EC

Tokio. [EFE]. Centenares de personas siguieron abandonando este viernes el crucero en , después de que las autoridades pusieran fin a una cuarentena cuestionada que ha llevado a varios países a evacuar a sus ciudadanos y volver a aislarlos.

Con la salida de unas 450 personas, el Gobierno japonés dio por finalizada hoy una primera fase de desembarco sin restricciones de pasajeros que dieron negativo en las pruebas del COVID-19, una operación que ha generado intranquilidad dentro y fuera del país por el riesgo de una potencial propagación del virus.

Esta imagen muestra la localización de casos y muertes por coronavirus. (Foto: AFP)
Esta imagen muestra la localización de casos y muertes por coronavirus. (Foto: AFP)

Más de un millar de pasajeros del navío pudieron abandonarlo y regresar libremente a sus casas desde el miércoles tras vencer los 14 días de cuarentena decretada, con la única petición de que controlen su temperatura en las próximas dos semanas y acudan a un hospital en caso de manifestar potenciales síntomas como fiebre o tos seca.

La gestión del brote de COVID-19 a bordo del Diamond Princess ha sido abiertamente criticada por organismos extranjeros y expertos japoneses como el especialista en enfermedades infecciosas Kentaro Iwata, que ha manifestado que sería recomendable que las personas que están bajando del crucero se sometieran a una nueva cuarentena.

El propio Iwata está en aislamiento voluntario tras subir al crucero este martes para comprobar de primera mano la gestión, a la que calificó entonces de “caótica” y “completamente inadecuada”.

Hasta ahora se han confirmado 634 contagios de coronavirus a bordo del crucero, algo menos de una quinta parte de las en torno a 3.700 personas que se encontraban a bordo cuando fue puesto en cuarentena el 3 de febrero tras saberse que un pasajero que desembarcó en Hong Kong estaba infectado.

Entre los más de 90 contagios confirmados en Japón al margen del crucero se encuentran, además, cuatro funcionarios que estuvieron involucrados en la gestión de la cuarentena.

El volumen de casos, que aumentaba por decenas cada día y sugería que se estaban dando contagios secundarios durante el aislamiento, alarmó a las autoridades de los más de 56 países con pasajeros a bordo, a los que han evacuado progresivamente o planean hacerlo.

The cruise ship Diamond Princess is seen at Daikoku Pier Cruise Terminal in Yokohama, south of Tokyo, Japan February 21, 2020. REUTERS/Athit Perawongmetha
The cruise ship Diamond Princess is seen at Daikoku Pier Cruise Terminal in Yokohama, south of Tokyo, Japan February 21, 2020. REUTERS/Athit Perawongmetha
/ ATHIT PERAWONGMETHA

Indonesia y Filipinas han sido los últimos en anunciar hoy que fletarán vuelos para evacuar a sus ciudadanos afectados. Reino Unido, Italia y Taiwán ya dijeron que planean hacer lo mismo como pronto este mismo viernes y no se descarta que otros países sigan su ejemplo, según ha reconocido el canciller nipón, Toshimitsu Motegi.

Más de 750 personas del Diamond Princess ya han sido evacuadas por Estados Unidos, Corea del Sur, Hong Kong, Israel, Canadá y Australia, país este último que ha declarado que dos de los repatriados han contraído el virus, pese a las pruebas realizadas antes de salir de Japón dieron negativo.

Australia, EE.UU. o Hong Kong son algunos de los territorios que han decidido someter a los evacuados a una segunda cuarentena de dos semanas ante el cuestionamiento de la gestión japonesa de la crisis.

El brote del COVID-19 en el Diamond Princess se ha cobrado hasta el momento la vida de dos personas, un pasajero y una pasajera de 87 y 84 años, ambos de nacionalidad japonesas y con problemas de salud preexistentes, cuyo fallecimiento fue anunciado el jueves.

Al margen, Japón ha registrado otra muerte por el coronavirus, la de una mujer octogenaria sin relación directa con la ciudad china de Wuhan, epicentro del brote vírico.

La pesadilla de la tripulación

La pesadilla de una larga cuarentena termina para la mayoría de los pasajeros del crucero “Diamond Princess”, pero el aislamiento está lejos de haber culminado para más de 1.000 miembros de la tripulación.

Mientras que los viajeros a bordo estaban confinados en sus camarotes casi 24 horas al día, la mayoría del personal de a bordo no se vio sometido a las mismas restricciones. Tenían que preparar y llevar comidas a las cabinas, traer toallas, entregar periódicos.

El hecho de que estas tareas fueran realizadas por la tripulación de origen suscitó fuertes críticas, ya que algunos consideran que podrían haberse convertido en agentes de propagación del virus.

Una vez que el último pasajero haya abandonado el buque, lo que está previsto que ocurra este fin de semana es que la tripulación deberá soportar otra cuarentena de 14 días.

En general, los empleados se abstuvieron de hablar con los medios de comunicación por miedo a perder su empleo, pero algunos rompieron el silencio para describir las condiciones difíciles y la angustia que los rodea.

Sonali Thakkar, un patrullero de seguridad, de 24 años, dijo a la AFP que los equipos dormían en una cabina, compartían los aseos y comían juntos. En estas circunstancias, “la enfermedad se propaga muy fácilmente”.

“Tenemos mucho miedo, yo y mis colegas. Trabajamos desde el comienzo de la cuarentena del buque. A medida que pasan los días y aumenta el número de personas infectadas, aumenta el temor”, explica, aunque los casos denunciados son trasladados a un hospital en tierra.

Tememos el contagio y todo lo que queremos es que se realicen pruebas y que las personas negativas sean separadas de las positivas. No queremos estar a bordo”, añade.

La presidenta de Princess Cruises, Jan Swartz, escribió una carta a la tripulación en la que asegura que la empresa está “profundamente agradecida y muy orgullosa de todos”.

Los autobuses transportan pasajeros 'negativos' desde el puerto de Yokohama. (AFP).

Te mereces y necesitarás un descanso. Así que te regalamos dos meses de vacaciones pagadas. Esto incluirá tu salario y las gratificaciones medias que normalmente recibirías”, prometió.

Y los pasajeros, que dependían totalmente de las entregas de comida de la tripulación, publicaron notas de agradecimiento en las redes sociales.

Mi familia y yo queremos expresar nuestra profunda gratitud por su trabajo, sacrificios y cuidados durante las últimas semanas. No podemos imaginar las dificultades a las que se enfrentan y que seguirán enfrentando”, dice uno de esos mensajes.

Algunos miembros de la tripulación han tratado de mantener el ánimo positivo. Por ejemplo los cocineros publicaron, entre otras cosas, un video en el que bailan.

Debemos tratar de ser felices en estas situaciones”, escribe un empleado, Binay Kumar Sarkar, publicando un video en el que canta.

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