Redacción EC

Hace 14 años sufrió una masacre que trastocó su tranquilidad. En junio de 2008, un hombre identificado como Tomohiro Kato asesinó a siete personas en el distrito de Akihabara de Tokio.

Quien fuera condenado a muerte en 2011, estudió en un colegió de primer nivel en la prefectura de Aomori. Luego se especializó en mecánica automotriz tras no ingresar a la universidad.

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Según la investigación, la autoestima de Kato se vino abajo cuando una mujer que no conocía personalmente dejó de responderle a través de internet. Antes del corte abrupto de comunicación, el asesino le había enviado por primera vez su fotografía.

Le fue difícil encontrar trabajo estable y pasaba la mayor parte de sus días conectado a internet, según publicó el diario .

Sin embargo, su odio a la gente se agudizó cuando sus post en un blog público no generaron reacción alguna. En ese mismo sitio web confesó que planeaba matar gente.

“Voy a matar gente en Akihabara. Voy a chocarlos con mi auto y cuando el auto esté destruido, voy a usar un cuchillo. Adiós a todos”, había escrito el autor de la masacre.

Crimen en plena ciudad

Kato, de entonces 25 años, perdió la cabeza el 8 de junio en un barrio de Tokio muy frecuentado por turistas. Embistió con un camión alquilado a una multitud, hiriendo a dos personas y matando a tres; luego apuñaló a gente al azar, lacerando a ocho y asesinando a cuatro.

Fue detenido por la policía instantes después del ataque. En ese momento, sus declaraciones fueron aterradoras: dijo que acudió “a Akihabara para matar gente, no importaba a quien matara”.

Las imágenes que se publicaron tras el ataque fueron desoladoras, como una escena de guerra. Cuerpos regados en la pista, personas retorciéndose de dolor y restos de prendas de vestir y zapatos tirados.

Días antes

El video de vigilancia transmitido por la televisión nacional NHK después del ataque mostraban a Kato comprando cuchillos de caza dos días antes del ataque. Incluso, aparecía riéndose con un trabajador de la tienda y haciendo movimientos de apuñalamiento con las manos.

La policía dijo que documentó su viaje hasta Akihabara en internet, escribiendo mensajes en su teléfono móvil desde el volante: se quejaba de su situación laboral y su soledad.

En un mensaje en línea, aproximadamente, 20 minutos antes del ataque, Kato escribió: “Es hora”.

El Tribunal de Distrito de Tokio lo condenó a muerte en 2011. Dijo que en su brutal crimen no había mostrado ni “una pizca de humanidad”.