La guerra del agua: las claves del conflicto entre Tayikistán y Kirguistán

Refugiados de Kirguistán huyen de la zona de conflicto, que se ubica en el límite con Tayikistán. (AP).
/ Vladimir Voronin

03/05/2021 13H44

Nadie sabe quién disparó primero, pero, desde el jueves, se registraron al menos 43 muertos y 250 heridos en la frontera entre Kirguistán y Tayikistán.

La razón: el acceso al agua.

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ABC explica así el origen del conflicto: “La refriega comenzó a primera hora de la tarde en la planta de distribución de agua en el curso superior del río Isfara (Ak-Suu), que alimenta un embalse en el lado kirguís de la frontera y se encuentra muy cerca de la localidad tayika de Voruj”.

A la necesidad se le sumó un problema limítrofe: como no existe un “acuerdo oficial de demarcación de la frontera”, ambas naciones “consideran que esa franja de territorio” les pertenece.

La agencia EFE anota que de los “972 kilómetros” limítrofes fueron “demarcados solo 519”.

France 4 anota que ambos países reclaman “el área como propia desde hace décadas, cuando eran parte de la Unión Soviética”.

Por eso que se, al presenciar el caos, de ambos lados se decidió utilizar “armas automáticas y lanzagranadas”.

El saldo ha sido terrible.

ABC sostiene que esta no es la primera vez que esa zona es sede conflictos violentos, pero que, quizás, esta vez la situación se haya salido de las manos. La muerte de una niña de 12 años ha atizado “más la indignación”.

En Kirguistán se han llevado a cabo manifestaciones que piden que se desplieguen las FF.AA. para luchar contra Tayikistán. (EFE).
/ IGOR KOVALENKO

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LA CHISPA QUE INICIÓ EL INCENDIO

Según France 24, los problemas se iniciaron el miércoles 28 de abril, “cuando los funcionarios tayikos intentaron instalar cámaras de vigilancia para monitorear la instalación de suministro de agua”.

“Los residentes de Kirguistán se opusieron a la medida y los ciudadanos de ambos países comenzaron a lanzarse piedras”, agrega el portal.

Luego, los militares se hicieron presentes para calmar la situación, pero las peleas aumentaron. Al día siguiente, siete mil “kirguises fueran evacuados de los pueblos que vecinos a la frontera con Tayikistán”.

El portal de la revista “Barrons” sostiene que, por sus recursos limitados, “ambos países parecen incapaces de iniciar un conflicto a gran escala”.

El presidente de Kirguistán, Sadir Zhapárov, visita a los civiles que sufrieron por el conflicto. (EFE).
/ KYRGYZ PRESIDENCY / HANDOUT

De allí la promesa de los gobernantes de Tayikistán y Kirguistán -Emomalí Rajmón y Sadir Zhapárov, respectivamente- del cese al fuego, y de dos reuniones: la primera este sábado, y, la siguiente, durante la segunda quincena de mayo.

Una solución a los problemas fronterizos parece, sin embargo, que no se concretará. ¿Un problema de décadas se puede solucionar en cuestión de una semana?

LA HISTORIA QUE PESA

Hace 30 años, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas se desplomó. La URSS, cuyo nacimiento oficial data de 1922 y que llegó a congregar a cien nacionalidades, dejó libres a las repúblicas que lo constituían.

“Barrons” cita un informe del grupo International Crisis Group en el que se anota que “los dirigentes soviéticos evitaron construir repúblicas demasiado homogéneas por miedo a fomentar el separatismo”.

Con eso en mente, los mapas se solían modificar, de forma que, en la actualidad, “la región tiene muchos territorios disputados, como el enclave tayiko de Vorukh en Kirguistán”.

Aun así, hay muchos puntos en común entre ambas naciones.

Fuerzas de seguridad dispuestas en Kirguistán para evitar que los protestas -que demandan que la nación tome acciones bélicas contra su vecino Tayikistán en represalia por las muertes civiles- hagan desmanes. (EFE).
/ IGOR KOVALENKO

La BBC anota que “seis de las 15 repúblicas de la unión, las concentradas en Asia Central (Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Azerbaiyán, Turkmenistán y Uzbekistán)” son de mayoría musulmana.

Esa información coincide con la que comparte “Barrons”, que añade que muchos de sus ciudadanos viven y trabajan en Rusia, país con el que los lazos son profundos.

De allí que el Kremlin haya declarado al respecto de este conflicto, “expresando el deseo” de que la situación mejore, porque “podría atraer a grupos islamistas y supondría una amenaza a la seguridad” de la región.