Los peatones pasan frente a una pantalla de televisión pública que muestra al primer ministro japonés, Shinzo Abe, hablando en una conferencia de prensa televisada en Kabukicho, el distrito de entretenimiento más popular y más grande de Shinjuku en Tokio, Japón.
Los peatones pasan frente a una pantalla de televisión pública que muestra al primer ministro japonés, Shinzo Abe, hablando en una conferencia de prensa televisada en Kabukicho, el distrito de entretenimiento más popular y más grande de Shinjuku en Tokio, Japón.
/ KIMIMASA MAYAMA
Agencia EFE

El asesinato del ex primer ministro durante un mitin ha puesto de manifiesto la dificultad de prevenir un tiroteo incluso en países con un estricto control de armas como Japón, donde estos incidentes son extremadamente raros.

Abe murió en la víspera tras ser disparado mientras pronunciaba un discurso en la calle en la ciudad de Nara, al oeste del país, en el marco de la campaña electoral a las elecciones parlamentarias parciales que se celebran este domingo en el archipiélago.

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La tenencia de armas de fuego y espadas, incluso de imitación, está en principio prohibida por la legislación japonesa de control de estos artefactos, al igual que la venta, con la excepción de armamento con usos específicos como la caza o la erradicación de especies invasoras.

Incluso las armas con fines artísticos o de exposición deben obtener un permiso e inscribirse en un registro gubernamental.

Conseguir una licencia de armas es un camino tedioso que conlleva un exhaustivo análisis de antecedentes penales y examen psicológico, un examen escrito, una prueba de tiro y asistir a formación antes de tomarse una decisión sobre la aprobación.

Obtenido el permiso, el arma debe ser registrada con la Policía, deben proporcionarse detalles sobre su almacenamiento y el de la munición, dejar que las autoridades la inspeccionen anualmente y tomar clases y repetir exámenes periódicamente para renovar la licencia, medidas que han mantenido el número de propietarios bajo.

Según las estimaciones públicas más recientes de la organización de investigación Small Arms Survey, en 2017 había unas 377.000 armas de fuego en manos de civiles, lo que supone una media de 0,3 por cada 100 habitantes, en un país de más de 125 millones. La media es de 120 armas por cada 100 habitantes en Estados Unidos.

En 2021 se produjeron 10 incidentes con armas de fuego en Japón, en los que una persona murió y cuatro resultaron heridas, según el último informe sobre la situación de estos artefactos en el país publicado por la Agencia Nacional de Policía.

El número de incidentes en 2020 fue de 17 y en 2019 de 13, con cuatro muertes en cada año y 5 y 8 heridos, respectivamente.

En años recientes han tenido lugar varios sucesos con armas de fuego en Japón y algunos expertos señalan que tecnologías como las impresoras 3D y la accesibilidad a información de todo tipo a través de internet estarían jugando un papel clave en el aumento de la posesión ilegal de armas en el país.

En 2014 un exempleado de una universidad fue detenido acusado de posesión ilegal de un arma impresa en un terminal 3D y en 2018 un adolescente fue arrestado por presuntamente fabricar una pistola y artefactos explosivos en su vivienda.

El hombre detenido por el atentado contra Abe, un exmilitar actualmente en paro de 41 años que fue apresado en el mismo lugar de los hechos, usó un arma aparentemente casera. La policía halló otras armas similares a pistolas y explosivos también fabricados por el sospechoso durante el registro de su domicilio.

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