La exguerrillera sandinista y disidente, Dora María Téllez. (Fuente: You Tube)
La exguerrillera sandinista y disidente, Dora María Téllez. (Fuente: You Tube)
Agencia EFE

El Centro de Derechos Humanos (Cenidh) alertó este sábado sobre el estado de salud de la exguerrillera sandinista disidente Dora María Téllez, condenada a 8 años de prisión por delitos considerados “traición a la patria”, y solicitó a las autoridades su “libertad inmediata” o como mínimo un cambio de régimen carcelario.

“Su vida corre peligro. Exigimos su libertad inmediata y la de todas las personas presas políticas”, demandó el Cenidh en una declaración pública.

Téllez, una histórica combatiente sandinista y antigua compañera de lucha del presidente Daniel Ortega, se encuentra recluida desde junio del año pasado en la cárcel policial “El Chipote”, oficialmente conocida como la Dirección de Auxilio Judicial.

Según el Cenidh, un organismo crítico con el Gobierno de Ortega, la última vez que Téllez fue vista en público la exguerrillera, hace 17 días, “pudimos comprobar su deterioro físico, la marca de la tortura en su cuerpo visiblemente pálido, débil y delgado”.

“¿Cómo una persona en ese estado y a esa edad (próxima a cumplir 67 años) puede seguir resistiendo?”, preguntó ese organismo que fue ilegalizado por las autoridades en el marco de la crisis social y política que atraviesa Nicaragua desde abril de 2018.

PIDEN CAMBIO DE RÉGIMEN CARCELARIO

El Cenidh reprochó que exista “un silencio y un hermetismo total” sobre la situación de salud de Téllez y dijo que le “aterra pensar en cómo ese deterioro ha avanzado y en las consecuencias fatales e irreparables que pueda ocasionarle”.

“Su caso amerita como mínimo un cambio de régimen carcelario. No puede seguir en El Chipote”, planteó el organismo, que dirige la veterana defensora de los derechos humanos, Vilma Núñez.

El Cenidh responsabilizó “al régimen y especialmente a la Corte Suprema de Justicia y a la Dirección de Auxilio Judicial de lo que pueda ocurrirle” a Téllez en “El Chipote”.

La exguerrillera, que se encuentra en prisión desde el 13 de junio de 2021, participó el 22 de agosto de 1978 en el comando sandinista que tomó por asalto el Palacio Nacional e hizo rehenes a los legisladores afines al dictador Anastasio Somoza Debayle, derrocado el 19 de junio de 1979.

A Téllez la elogió el Nobel de Literatura colombiano Gabriel García Márquez con su crónica sobre ese asalto al Palacio Nacional, que calificó como “la operación de mayor audacia en la historia de la guerrilla urbana de Latinoamérica”, y que debilitó a la dictadura de Somoza.

Téllez, entonces de 22 años, era la número 2 del “Comando “Rigoberto López Pérez”, conformado por 25 combatientes, que se tomó por asalto el Palacio Nacional en la denominada Operación “Muerte al Somocismo” u “Operación Chanchera”, al mando del legendario “comandante Cero” Edén Pastora, ya fallecido.

SE DISTANCIÓ DEL FSLN EN 1995

Estudiaba medicina cuando fue reclutada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y lideró el llamado Frente Occidental durante la insurrección final en 1979, y tras el triunfo de la revolución sandinista fue ministra de Salud y formó parte del Consejo de Estado.

Se distanció del FSLN en 1995 cuando un grupo de disidentes -entre ellos el escritor y exvicepresidente Sergio Ramírez Mercado, actualmente retirado de la política y exiliado en España- fundó el antiguo Movimiento Renovador Sandinista (MRS), ahora llamado Unión Democrática Renovadora (Unamos).

Téllez presidió el MRS, al que las autoridades despojaron de su personalidad jurídica en 2008, previo a unas elecciones municipales que fueron denunciadas como fraudulentas por los opositores.

La exguerrillera fue condenada en febrero pasado a 8 años de prisión por el delito de conspirar para cometer menoscabo a la integridad nacional en perjuicio del Estado y la sociedad nicaragüense.

Nicaragua atraviesa una crisis política y social desde abril de 2018, que se ha acentuado tras las controvertidas elecciones generales del pasado 7 de noviembre, en las que Ortega fue reelegido para un quinto mandato, cuarto consecutivo y segundo junto con su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta, con siete de sus potenciales rivales en prisión y dos en el exilio.

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