¿Qué conseguirá Ucrania con las elecciones del 25 de mayo?
¿Qué conseguirá Ucrania con las elecciones del 25 de mayo?
Redacción EC

Las elecciones presidenciales extraordinarias a celebrarse el 25 de mayo en Ucrania, representan el inicio de una nueva etapa de la compleja historia contemporánea del país eslavo. 

Sin duda alguna, es un importante acontecimiento que, en las actuales circunstancias críticas reinantes en el citado país, puede cambiar su situación política interna y en torno al mismo; determinar el rumbo de su futuro desarrollo.  

Es evidente que la humanidad se preguntará: ¿Qué conseguirán los ucranianos con dicho evento? ¿Lograrán quitarse de encima la herencia política tendenciosa del pasado? Y, lo más importante: ¿Podrán tomar el rumbo correcto, independiente de juegos geopolíticos ajenos y de intereses de un pequeño grupo nacionalista, que realmente responda a las necesidades de la población del país en su plena diversidad histórica y cultural?

En todos los rincones del mundo la humanidad busca una respuesta en diferentes esferas de la vida. Los que se oponen a resolver la crisis política en Ucrania mediante el diálogo constructivo, prefieren sembrar la discordia e inspirar la confrontación entre las partes. Y, desde luego, acusar a Rusia de todos los pecados habidos y por haber, sumergiéndose en el mundo de la fantasía ante la cual empalidecen los genios de ciencia ficción de la literatura mundial.

A partir de tal lógica trastornada se llega a la conclusión que fue Rusia la que en noviembre, diciembre del año pasado instigó bajo consignas nacionalistas a protestas en Kiev que derivaron en la muerte de más de un centenar de personas; constituyó la banda derechista radical “Praviy Sector” y depuso al Gobierno constitucional de Ucrania. 

Al parecer, el Kremlin es el que horneó las empanadas que la portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., Victoria Nuland, repartía entre los extremistas de Maidán, quienes atacaron a las fuerzas de orden público con cócteles Molotov; en donde, a propósito, se organizaban las visitas de respaldo al autoproclamado gobierno de Kiev, con la participación del vicepresidente estadounidense, Joe Baiden, y del director de la CIA, John Brennan, acompañadas con “ráfagas” de operaciones punitivas del Gobierno Central Ucraniano contra su propia gente y los residentes de las regiones orientales del país, utilizando el ejercito regular.

La lista de tales acciones “devotas” sigue sin cesar. Entre las últimas: la masacre del 2 de mayo en Odessa, con el saldo de casi 50 víctimas entre civiles; la del 9 de mayo en Mariupol, donde asesinaron a 20 personas simple y llanamente por que estas se atrevieron a expresar su desacuerdo con la política de Kiev que les imponía a la fuerza; los constantes asaltos a las ciudades de Slaviansk y Kramatorsk con el apoyo de la aviación y artillería pesada; los continuos arrestos por motivos políticos; el bloqueo informativo de la radio y televisión por disidencia, etc. 

Súmenle a la cuenta del Kremlin, estimados señores, centenares de mercenarios extranjeros de “Greystone” y “Academy”, empresas militares privadas estadounidenses de la conocida compañía Blackwater, quienes, según los mismos medios occidentales, combaten hoy en día al lado de Kiev; además, del voto que Moscú se llevó en Crimea. Así completamos el cuadro de las vicios de Rusia.

Al parecer, este fondo escalofriante conlleva a que ya no se preste atención a los llamados de nuestros colegas occidentales, divulgados en los medios locales, a excluir de las bases del Derecho Internacional el derecho a la autodeterminación de los pueblos y a denegar el referendo como forma de expresión de la voluntad popular. 

Al juzgar por todo, para nuestros amigos occidentales la ética en la modalidad del actuar ya es una insignificancia en la búsqueda del objetivo de una masiva campaña de acusaciones contra mi país llevada a cabo en un espíritu clásico que ya llegó a un nivel genético de rivalidad ideológica incondicional.

Recuerdo que el huracán Katrina en Nueva Orleans (estado Luisiana), que causó la muerte de más de 1.800 personas, ocurrió en el periodo en que trabajé en EE.UU. Para ser más exactos, en el 2005. En ese entonces, autores de las primeras publicaciones que en aquel momento aparecieron en la prensa local trataron de encontrar la mano de Moscú en usar un arma climático en el dolor común de la tragedia que alcanzó al país y fue compartido por todo el mundo. 

Es sorprendente que a ninguno de nuestros colegas occidentales no se les haya ocurrido encontrar la mano del Kremlin, que históricamente está en búsqueda del dominio global, detrás de los recientes y fuertes terremotos en la costa de Chile que afectaron a las regiones sureñas del Perú.

Ahora para cualquier observador imparcial con una idea superficial en lo que respecta a la crisis política en Ucrania, es evidente quién está detrás de la misma. Si hasta el momento, en las condiciones de guerra mediática desencadenada por Occidente a alguien todavía no le queda claro esto, en un futuro próximo la historia pondrá todo en su lugar. 

Ahora en víspera del 25 de mayo importa más si las elecciones satisfarán las exigencias de la realidad ucraniana. ¿Constituirán una base unificadora en interés de todos los pueblos y regiones del país? ¿Crearán el ambiente necesario para lograr el consenso nacional o darán el impulso a una nueva y más profunda fase de la crisis?

Rusia saluda las “mesas redondas” celebradas entre las autoridades y la oposición en Ucrania, que apoyan la idea de la federación de Ucrania, dando cumplimiento a la "hoja de ruta" para reducir la escalada de la crisis, propuesta por Didier Burkhalter, presidente en ejercicio de la OSCE con el fin de desarrollar el acuerdo de Ginebra del 17 de abril de año corriente.

Hasta el momento no conocemos el resultado de las negociaciones. No está del todo claro, en cuánto se toman en cuenta las opiniones de las partes, cómo se pretende hacer avanzar el proceso de la reforma constitucional. ¿Y cómo cabe en este contexto la operación punitiva de Kiev en el Este que sigue en pie? Sin embargo, el mismo hecho del reciente diálogo ya es un síntoma positivo. Como dicen en Rusia: una mala paz es mejor que una buena pelea. 

Ahora más que nunca, es importante el factor de una constructiva asistencia externa. En este sentido, mucho dependerá de nuestros socios occidentales, de su capacidad de dejar atrás la pelea con las sombras del pasado, de alejarse de los estereotipos y volverse de cara a la acción común. Creo que la importancia de tal giro para Ucrania está bien clara.

Nadie duda de que Occidente va a reconocer el resultado de las elecciones en todo caso, incluso si en ellas participare solo una región de todas. Estas elecciones han sido calificadas por el Presidente de Rusia Vladimir Putin como movimiento en dirección correcta, al igual que cualesquiera otros comicios. La pregunta es: ¿cómo percibirá esas elecciones el mismo pueblo ucraniano?

Deseamos éxito a nuestros hermanos ucranianos en esta importante etapa.

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