Pilotos de la Marina de la unidad "Red Rippers" VFA-11 en el portaaviones Theodore Roosevelt en 2015. Integrantes de ese escuadrón empezaron a ver objetos extraños después de la actualización de los sistemas de radar. Credit Adam Ferguson para The New York Times
Pilotos de la Marina de la unidad "Red Rippers" VFA-11 en el portaaviones Theodore Roosevelt en 2015. Integrantes de ese escuadrón empezaron a ver objetos extraños después de la actualización de los sistemas de radar. Credit Adam Ferguson para The New York Times

Washington. Los objetos extraños, uno de ellos con forma de pirinola que se movía contra el viento, fueron avistados casi diariamente entre mediados de 2014 y marzo del 2015 en el cielo de la costa este estadounidense. Pilotos de la Marina de reportaron a sus superiores que los objetos no tenían ningún motor visible ni emitían gases de escape visibles por el sensor infrarrojo, pero ahí estaban, a más de 9.000 metros y moviéndose a velocidades hipersónicas.

“Esas cosas estaban ahí arriba todo el día”, dijo el teniente Ryan Graves, piloto de aviones caza F/A-18 Super Hornet que ha trabajado durante diez años en la Marina y que reportó los avistamientos al Pentágono y al Congreso de Estados Unidos. “Mantener a flote alguna aeronave requiere de una cantidad importante de energía. Con las velocidades que observamos, doce horas a flote son once horas más de lo que uno esperaría”.



A finales del 2014, un piloto de Super Hornet casi choca con uno de los objetos y presentó un reporte oficial por el percance. Algunos de los incidentes fueron captados en video, incluyendo uno tomado desde la cámara de un avión a principios del 2015 que muestra al objeto pasando por encima de olas marinas mientras los pilotos se preguntan qué están viendo.

“Guau, ¿qué es eso?”, dice uno. “Mira cómo vuela”.

Abajo, un objeto extraño avistado por el radar de un avión caza F/A-18. (Departamento de Defensa de Estados Unidos).
Abajo, un objeto extraño avistado por el radar de un avión caza F/A-18. (Departamento de Defensa de Estados Unidos).

Nadie en el Departamento de Defensa estadounidense sugiere que sean objetos extraterrestres y los expertos hacen énfasis en que usualmente hay explicaciones muy terrenales para incidentes de ese tipo. Graves y otros cuatro pilotos de la Marina que hablaron con The New York Times sobre los avistamientos en sus maniobras por Virginia y Florida tras despegar del portaaviones USS Theodore Roosevelt tampoco están haciendo afirmación alguna sobre el posible origen de los objetos.

Sin embargo, estos han atraído la atención de la Marina, que envió este año nuevos lineamientos sobre cómo reportar lo que está llamando “fenómenos aéreos no explicados” u .

Los reportes fueron hechos directamente ante el poco conocido Programa Avanzado de Identificación de Amenazas Aeroespaciales del Pentágono, que analizó los datos de los radares, los videos y los recuentos de los oficiales de alto rango en el Theodore Roosevelt. Luis Elizondo, oficial de inteligencia militar que dirigió el programa del Pentágono hasta 2017 cuando renunció, dijo que los avistamientos son “una serie de incidentes notables”.

El programa del Pentágono, que empezó en 2007 impulsado por el exsenador Harry Reid, fue suspendido oficialmente en 2012 cuando le recortaron los fondos, de acuerdo con el Pentágono. Pero la Marina dijo hace poco que está investigando los reportes de los ovnis y Elizondo y otros participantes dijeron que el programa —parte de sus labores pasadas siguen siendo clasificadas— ha continuado de otras maneras.

Leon Golub, del Centro Harvard-Smithsonian para la Astrofísica, dijo que la posibilidad de que la causa sea extraterrestre “es tan baja que compite con muchas otras explicaciones mundanas poco probables”. Añadió que “hay tantas otras posibilidades: fallas en el código o sistemas que muestran las imágenes en radares, efectos atmosféricos, reflejos o desgaste neurológico por los varios datos que hay durante un vuelo de alta velocidad”.

El teniente Ryan Graves dice que "esas cosas estaban ahí arriba todo el día". (Tony Luong para The New York Times).
El teniente Ryan Graves dice que "esas cosas estaban ahí arriba todo el día". (Tony Luong para The New York Times).

Graves todavía no puede explicar qué es lo que vio. Era mediados de 2014 y él y Danny Accoin, otro piloto de Super Hornet, eran parte del escuadrón VFA-11 “Red Rippers” en la estación naval Oceana, en Virginia. Estaban entrenando para un despliegue en el golfo Pérsico.

Graves y Accoin hablaron con el Times sobre los objetos. Otros tres pilotos del escuadrón también discutieron lo visto, pero pidieron mantener el anonimato.

Los pilotos empezaron a notar los objetos cuando su sistema de radar, que databa de los años ochenta, fue cambiado por uno más avanzado. Conforme un jet tras otro tenía esta actualización, los pilotos empezaron a registrar los objetos pero sin mayor furor; pensaban que eran registros falsos de radar.

“La gente ha visto cosas muy raras en aviones militares desde hace décadas”, dijo Graves. “Estamos haciendo esta misión muy compleja de pasar de 9000 metros a una bajada en picada. Sería algo muy destacable que realmente hubiera algo ahí”.

No obstante, comentó, los avistamientos seguían; a 9000 metros, a 6000 metros, hasta a nivel del mar. Los objetos se aceleraban, luego se detenían y después alcanzaban velocidades hipersónicas.

Alcoin dijo que tuvo dos interacciones con los objetos. La primera vez, después de verlo en su radar, pilotó el avión para acercarse a él y voló unos 300 metros debajo. Dijo que debería haber podido verlo con la cámara en su casco, pero que no fue posible a pesar de que el radar lo mostraba exactamente ahí.

Unos días después, según el piloto, un misil para entrenamiento que iba en su jet puso el objeto en su mira y la cámara infrarroja del avión también lo registró. “Sabía que lo tenía ahí, que no era un indicador en falso”, dijo. Aun así, agregó, no podía verlo directamente”.

Los registros de vuelo del teniente Graves. (Tony Luong para The New York Times).
Los registros de vuelo del teniente Graves. (Tony Luong para The New York Times).

Para ese momento, dijeron los pilotos, la especulación era que los objetos eran parte de un programa de drones clasificado y extremadamente avanzado.

Hasta que empezaron a verlos con sus propios ojos y no solo con el radar. A finales de 2014, Graves recordó encontrarse con un compañero del escuadrón que justo estaba de regreso de una misión y tenía “una expresión de asombro”.

Le sorprendió mucho lo que le dijo el piloto: “Casi choco con una de esas cosas”.

Ese piloto y su compañero estaban volando en tándem a unos 30 metros de distancia encima del Atlántico, al este de Virginia Beach, cuando algo voló en medio de ellos y pasando la cabina. Graves dijo que ese piloto le contó que parecía como una esfera que rodeaba a un cubo.

El incidente dejó tan pasmados a los integrantes del escuadrón que presentaron un reporte de seguridad de aviación, de acuerdo con Graves.

Él y otros pilotos entrevistados dijeron que la posibilidad de una colisión hizo enojar al escuadrón y convenció a sus integrantes de que los objetos no eran parte de un programa secreto de drones. Pensaron que los funcionarios del gobierno habrían sabido que estaban entrenando en esa zona y por tanto no enviarían drones al área.

“Pasó de un posible programa clasificado de drones a ser un tema de seguridad”, dijo Graves. “Iba a ser cuestión de tiempo antes de que sucediera una [colisión] en el aire”.

Lo extraño, a decir de los pilotos, es que el video mostraba a los objetos acelerando a velocidades hipersónicas que después hacían paradas repentinas y virajes instantáneos, algo que está más allá de las capacidades físicas para una tripulación humana.

“La velocidad no es lo que te mata”, explicó Graves. “Sino detenerte así o acelerar así”.

Los pilotos no quisieron especular ante la pregunta de cuál era su teoría sobre qué son los objetos.

“Hay helicópteros que pueden quedarse sobrevolando”, dijo Graves. “Tenemos aeronaves que pueden volar a 9100 metros de altura y luego bajar rápidamente a la superficie”. Pero “combinaba todo eso en un solo vehículo que no parece tener motor ni emitir algo por el escape…”.

Accoin, el otro piloto, solo comentó: “Estamos aquí para hacer un trabajo, con excelencia, no para inventarnos mitos”.

© "The New York Times"

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