“Los videos protagonizarán los próximos comicios, la gente ya no lee. Es el futuro, para bien o para mal”, dice el ex asesor de Marco Rubio. (Archivo personal)
“Los videos protagonizarán los próximos comicios, la gente ya no lee. Es el futuro, para bien o para mal”, dice el ex asesor de Marco Rubio. (Archivo personal)
Renzo Giner Vásquez

Si hay algo que ha marcado el primer año de Donald Trump en la Casa Blanca es su altísima actividad en las redes sociales. Al punto de que la consultora financiera Monness, Crespi, Hardt & Co. estima que si dejara de tuitear, Twitter perdería US$2 mil millones de valor en la bolsa.

Si alguien conoce a la perfección cómo medirse con esta máquina de tuits, ese es Cabot Phillips, encargado de las redes sociales del precandidato republicano Marco Rubio en las elecciones del 2016.

—Entonces, estaba a cargo de las cuentas de Facebook, Twitter e Instagram del senador Rubio...
Correcto. Y debo admitir que mi trabajo era fácil porque hay candidatos que son viejos y cuadriculados, pero el senador Rubio era genial, era joven, solo debía transmitir sus mensajes. Además, estaba dispuesto a experimentar con las redes sociales.

—¿Por ejemplo?
Al inicio tuvimos la idea de crear equipos encargados de encontrar los temas específicos para poner a los seguidores en grandes grupos. Era un poco aburrido, así que le propuse a Marco darle una llamada a los mejores voluntarios o enviarles un video. La mayoría de políticos se rehusaría a hacerlo pero él estuvo totalmente dispuesto. Asimismo, para cada entrevista o debate tuvimos la idea de mostrar el detrás de cámaras, cómo se preparaba, qué cosas diría, muchos políticos cuidarían eso pero él lo hizo. Finalmente, propusimos sesiones de preguntas y respuestas en Twitter…

—Eso es arriesgado, conociendo a los usuarios de Twitter.
Sí, pero funcionó. Y resulta que las preguntas no fueron tan políticas sino sobre todo personales, desde cuáles eran sus películas favoritas hasta sus superhéroes o equipos deportivos.

—Ahora importa más conocer a la persona detrás del personaje.
Absolutamente. Los votantes se sienten con el derecho de no solo conocer los aspectos del candidato, sino el tipo de persona que es fuera de la política. Entonces, básicamente, la estrategia en Facebook era llevar a la gente a la página web, en Twitter era darles actualizaciones rápidas de lo que hacíamos e Instagram era para darles una idea de Marco como persona. Por eso encontrabas publicaciones de Marco sentado en un tren sin hacer algo especial, pero la gente lo amaba porque quiere ver que sus héroes son personas normales. Por eso leen tantos tabloides, por ejemplo.

—¿Cuál es el mayor reto al exponer tanto a tu candidato?
[Piensa] Demostrar que todo es auténtico. Los jóvenes pueden notar cuando algo es forzado, montado o extremadamente producido. La gente quiere ver al candidato humanizado. Por eso, el video que mejor nos resultó fue uno de preguntas y respuestas, Marco las respondía mientras caminaba por un almacén. Sentías que conversabas con un amigo. En las redes la gente detecta las cosas forzadas, entonces lo más complicado es mantenerse auténtico.

—Y cuidar que tu mensaje no ofenda a nadie.
Sí, ahora es muy fácil ofender accidentalmente a alguien o crear controversia con un tema. Nosotros hemos preferido quitar tuits que vimos que ofendían a 3 o 4 personas. En las festividades o fechas especiales siempre cuidábamos cada palabra. Muchas veces dan ganas de decir: “Si te ofendes es tu problema”. Pero cuando estás en una campaña debes pensar que eso significaría perder votos.

—Entonces, o eres cuidadoso o eres Donald Trump.
[Risas] Trump representa a la reacción de la gente de ir contra lo políticamente correcto. Cuando apareció en escena pensaba que no había forma de que él ganara, era muy ofensivo, muy rudo. Pensé que de inmediato perdería respaldo pero no fue así.

—¿Por qué?
Porque los votantes vieron en él a alguien que no le importaba lo que dijeran los medios o la sociedad.

— Al punto de que nos hemos acostumbrado a que declare algo escandaloso.
Sí, la estrategia de Trump es inundar los medios con tantas historias que al final nada se queda mucho tiempo. Los políticos tradicionales se mueven por ciclos que duran un par de días o semanas, pero Trump constantemente rechaza que un tema quede por mucho tiempo. No ves la misma noticia sobre él por dos semanas porque la cambia a propósito. Al punto de que la gente ha perdido sensibilidad. Cuando todo es sensacionalista al final nada lo es.

—¿Ha normalizado el escándalo?
Sí. Y pasó porque el estadounidense promedio está cansado de que los medios le digan sobre qué molestarse y sobre qué no. Es una rebelión contra los medios tradicionales y la forma antigua de hacer las cosas.

—¿Cuán difícil fue enfrentarlo en la campaña?
Cuando entró en escena me emocioné mucho y no porque lo apoyara, sino porque pensé que distraería a los otros candidatos y haría nuestro camino más fácil. Pero comenzó a crecer y nos dimos cuenta de que no caería, nuestra estrategia cambió.

—¿Cómo?
Al inicio lo ignorábamos, ni lo mencionábamos. Pero hubo un debate en el que arremetió contra Marco; en ese punto todo cambió, todos los mensajes eran hacia Trump. Pero finalmente nada duraba mucho tiempo con él. Definitivamente, fue muy difícil combatir contra alguien que no tenía nada que perder con su campaña. Trump es millonario, si perdía seguiría siendo millonario, no tenía nada que perder.

—¿No cree que ha cambiado la forma en que se hace una campaña política?
Así es, ahora en cada campaña ves al “candidato Trump”. En las primarias puedes escuchar las mismas ideas pero dichas por otros candidatos que solo buscan ser incendiarios. Sin embargo, los votantes reconocen que solo son imitadores y a la gente le gustan los originales.

—Con Hillary Clinton vimos que no todo candidato puede triunfar en las redes sociales. ¿Qué se necesita?
Hillary falló porque la gente la vio robótica, además se percibe que cada paso que ha dado en su vida era un escalón para llegar a ser presidenta. Cada pregunta con sus seguidores era como un ‘focus group’. Y es que para triunfar en las redes no necesitas ser joven sino genuino.

Contenido sugerido

Contenido GEC