El "domingo sangriento" que cambió las relaciones raciales
El "domingo sangriento" que cambió las relaciones raciales
Redacción EC

De todas las batallas que libraron los afroestadounidenes en la lucha por sus derechos a mediados del siglo XX, no hay muchas que permanezcan tan vivas en la memoria colectiva del país como la del "Domingo sangriento" de Selma,

Aquel 8 de marzo de 1965 se encontraron frente a frente unos manifestantes valientes y elegantemente vestidos y policías estatales de Alabama, protegidos con cascos y máscaras de gas y armados con porras.

Los primeros sabían que podían terminar la jornada como mártires. Los segundos estaban ansiosos por cumplir con el papel brutal que la historia les asignaría más adelante.

FUERZA BRUTA
 


Martin Luther King, quien estaba en Atlanta pero viajó rápidamente a Alabama, dijo que fue "de lejos la mayor confrontación ocurrida en el sur (de EE.UU.)".

Martin Luther King, quien estaba en Atlanta pero viajó rápidamente a Alabama, dijo que fue

El escenario del enfrentamiento fue el puente Edmund Pettus, una estructura austera que se convertiría en el gran símbolo de la lucha por la libertad.

La banda sonora la conformaron los cánticos e himnos del movimiento por los derechos civiles.

Pero lo que hizo que aquellas escenas quedaran grabadas en el recuerdo colectivo fue la fuerza bruta empleada aquél día envuelto en las nubes de humo del gas lacrimógeno.

Cincuenta años después, aquellas imágenes siguen resultando sorprendentes y vergonzosas. Los golpes secos de las porras, los caballos de la policía a la carga, los vendajes ensangrentados, los huesos rotos, los cráneos fracturados...

, quien estaba en Atlanta pero viajó rápidamente a Alabama, dijo que fue "de lejos la mayor confrontación ocurrida en el sur (de EE.UU.)".

Pero de no ser por aquel nivel de violencia, el movimiento por los derechos civiles nunca hubiera dado los grandes pasos que dio.

¿POR QUÉ SELMA?
Parte de la razón por la que Selma proporcionó el marco ideal para aquel enfrentamiento histórico es que era fácilmente previsible la feroz reacción de la policía local y estatal.

Y es que el sheriff Jim Clark era el adversario perfecto para los líderes negros.


Lo que hizo que aquellas escenas de Selma quedaran grabadas en el recuerdo colectivo fue la fuerza bruta empleada.

Lo que hizo que aquellas escenas de Selma quedaran grabadas en el recuerdo colectivo fue la fuerza bruta empleada.

Durante años, había perseguido y acorralado a los que reclamaban el derecho a votar con la ayuda de una picana y aquel domingo estuvo a la vanguardia cuando sus agentes propinaron a los manifestantes los más violentos golpes.

Pero por muchos golpes y heridas que recibieran aquel día, los militantes del movimiento por los derechos civiles necesitaban que el sheriff estuviera allí: personificaba la intransigencia sureña.

Sin él, la marcha que se dirigía a Montgomery hubiera pasado por la ciudad de Selma forma pacífica y no habría motivos para conmemorar.

Pero tal como ocurrió, el derramamiento de sangre de Selma obligó al presidente Lyndon Baines Johnson a presionar para que se aprobara la Ley del derecho al voto de 1965.

TENSIÓN CREATIVA
Dos años antes, en Birmingham, Alabama, unas protestas pacíficas también provocaron la respuesta violenta de la policía.

Como en Selma, ésta era la intención de los líderes negros: orquestar protestas que lograran una respuesta tan agresiva que pesara en la conciencia del presidente, en aquél caso John F. Kennedy, y que le obligara a actuar.

Ya lo escribió Luther King en una carta en la prisión de Birmingham: "La acción directa no violenta busca crear una crisis y una tensión creativa tal que una comunidad que se haya negado constantemente a negociar se vea forzada a enfrentar el asunto".


La intención de los líderes negros era orquestar protestas que lograran una respuesta tan agresiva que pesara en la conciencia del presidente, en aquél caso John F. Kennedy, y que le obligara a actuar.

La intención de los líderes negros era orquestar protestas que lograran una respuesta tan agresiva que pesara en la conciencia del presidente, en aquél caso John F. Kennedy, y que le obligara a actuar.

En ese sentido, la campaña de Birmingham fue fundamental.

Las imágenes de la brutalidad policial lograron que ciudadanos blancos apoyaran el fin de la segregación en el sur y desataron una oleada de furia negra que inquietó profundamente a los Kennedy en Washington.

Entre mayo y finales de agosto de 1963, tuvieron lugar 1.340 manifestaciones en más de 200 ciudades de 36 estados.

Por el temor de que su presidencia se viera ensombrecida por aquella gran revolución social, Kennedy finalmente acordó enviar el proyecto de ley al Congreso.

Y en junio de 1963 ofreció un largo discurso televisado en apoyo al fin de la segregación.

"Nos enfrentamos principalmente a una cuestión moral", dijo desde el despacho oval. "Es tan antigua como las escrituras y tan clara como la Constitución de Estados Unidos".

De no ser por la brutalidad policial, por lo tanto, Kennedy podría haberse mantenido al margen. Y quizá la Ley de derechos civiles de 1964 no hubiera sido promulgada nunca.

AJUSTE DE CUENTAS
Décadas después, la brutalidad policial y los fallos del sistema judicial han seguido siendo los catalizadores de las más significativas conversaciones sobre las relaciones raciales en EE.UU.


De no ser por la brutalidad policial, por lo tanto, Kennedy pudo haberse mantenido al margen. Y quizá la Ley de Derechos Civiles de 1964 podría no haber sido promulgada nunca.