Los fieles y enfervorizados seguidores del aún presidente de Estados Unidos no solo marcharon hacia Washington DC para exigir que Donald Trump se quede en el poder pese a que perdió las elecciones, sino que irrumpieron este miércoles violentamente en el Capitolio, en una escena increíble y sin precedentes en la historia del país.
El miércoles 6 de enero era la fecha clave, cuando los congresistas, en una sesión conjunta, debían certificar los votos del Colegio Electoral, que le dieron la victoria al demócrata Joe Biden, apoyados en el voto popular de cada uno de los 50 estados del país.
MIRA: ¿Cómo será la sesión en el Congreso que confirmará la elección de Joe Biden?
Según el Colegio Electoral, Biden obtuvo 306 votos mientras que Trump logró 232 luego de conseguir las victorias en estados claves como Georgia, Pensilvania, Arizona y Michigan.
La reunión del Legislativo, que usualmente es una sesión protocolar que solo confirma en última instancia los resultados, se preveía como una jornada de altísima tensión. No solo por la cantidad de partidarios de Trump que llegaron desde hace días a Washington DC, sino porque muchos de ellos eran miembros de grupos violentos de ultraderecha, como los Proud Boys, y hasta supremacistas blancos que pretendían presionar a los legisladores para revertir el veredicto.
De hecho, la irrupción en el Capitolio obligó a suspender la sesión.
MIRA: EE.UU.: Arrestan en Washington al líder del grupo ultraderechista Proud Boys
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— Kylie Jane Kremer (@KylieJaneKremer) January 3, 2021
January 6th - arrive by 9AM
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Pero no solo eso. Hay más de 100 congresistas republicanos -de los 435 que hay en la Cámara de Representantes- y 13 senadores -de 100- que han decidido no certificar los resultados del Colegio Electoral, para así estar en sintonía con el presidente Trump, quien sigue argumentando que él ganó las elecciones de noviembre.
“Esto desmerece la calidad de la democracia. Generar estas dudas y lanzar estas alegaciones de fraude ha horadado la confianza de la gente en las elecciones y el sistema de gobierno. Eso hace gente como Putin o Maduro. Esto es dañar la democracia y ponerse a uno mismo por encima de ella. Trump piensa primero en él y luego en el país”, señala a este Diario Hernán Molina, analista político argentino afincado en Estados Unidos.
“Es gravísimo que estas personas dentro del Partido Republicano se hayan convertido en semejantes cómplices de una teoría conspirativa que Trump ha creado e instalado en buena parte de la sociedad”, añade al referirse a los congresistas que piensan objetar el voto electoral.
Asedio a la democracia
Este intento sin precedentes de anular la elección presidencial está dividiendo al Partido Republicano, que intenta reconfigurar su futuro en la era posTrump que empieza el 20 de enero.
Para algunos -entre moderados y asolapados críticos del presidente que han preferido mirar a un lado en estos cuatro años- estos reclamos por desconocer el voto de los estados tratan de socavar la democracia y de dañar aún más al partido; para los partidarios más acérrimos de Trump -y los que no quieren perder el apoyo de una fuerte base electoral altamente movilizada por el presidente- se trata de seguir señalando que la elección fue amañada y que, de confirmarse, Joe Biden será un presidente ilegítimo.
“Estos congresistas [que quieren objetar la elección] se están dirigiendo a la base leal Dde Trump, porque una vez que él salga de la Casa Blanca seguirá dirigiendo el Partido Republicano y él es muy popular entre sus seguidores. Además, tendrá muchísimo dinero para poder apoyar a los potenciales candidatos al Congreso en el 2022 y también a los gobernadores. Trump puede convertirse en el dueño del partido y eso les causa mucho miedo”, añade Molina.
A favor y en contra
La intentona para que Trump se mantenga en el cargo es liderada por los senadores Josh Hawley, de Missouri, y Ted Cruz, de Texas. Ambos tienen ambiciones de pelear la presidencia de Estados Unidos en el 2024 y tratan de atraer a los seguidores de Trump.
“Acabo de hablar con @realDonaldTrump”, tuiteó la representante recién electa Marjorie Taylor Greene, quien además es afín a la teoría conspiracionista QAnon. “Quiere que llames a tus representantes y senadores todo el día. No permitas que los republicanos sean la bancada de la rendición”, añadió.
El vicepresidente Mike Pence también está bajo mucha presión y el propio Trump ha dicho que espera que él revierta los resultados en el Congreso. Pence es senador y, debido a su cargo como vicepresidente, es quien presidirá la sesión del miércoles y declarará oficialmente al ganador de las elecciones. Sin embargo, no tiene el poder de afectar el resultado.
The Vice President has the power to reject fraudulently chosen electors.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) January 5, 2021
“Las elecciones 2020 han terminado”, dijo el domingo en un comunicado un grupo bipartidista de 10 senadores, entre ellos los republicanos Susan Collins, de Maine; Lisa Murkowski, de Alaska; Bill Cassidy, de Luisiana, y Mitt Romney, de Utah. Según señala la agencia AP, los senadores señalaron que continuar los intentos para sembrar las dudas en la elección “contraviene la voluntad claramente manifestada del pueblo estadounidense y solo sirve para socavar la confianza de los estadounidenses en los resultados electorales ya decididos”.
El propio líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, ha pedido a sus colegas que no pongan objeciones a la votación. El gobernador de Maryland, el republicano Larry Hogan, dijo: “El plan de miembros del Congreso para rechazar la certificación de la elección presidencial constituye una burla hacia nuestro sistema y quiénes somos como estadounidenses”.
The American people—not the politicians—elect the president. The scheme by members of Congress to reject the certification of the presidential election makes a mockery of our system and who we are as Americans.
— Governor Larry Hogan (@GovLarryHogan) January 3, 2021
My full statement: pic.twitter.com/8fpZcxyXt9
El domingo estalló un nuevo escándalo cuando se difundió una llamada del presidente Trump al secretario de Estado de Georgia y máxima autoridad electoral del estado, Brad Raffensperger, para que “encuentre” más de 11 mil votos. Trump perdió en Georgia luego que se contaran durante semanas las boletas de votación.
A pesar de las acusaciones de Trump de que hubo fraude electoral, las autoridades estatales han insistido en que las elecciones se celebraron sin contratiempos y no hubo pruebas de fraude ni otras irregularidades que pudieran cambiar el resultado. De las más de 50 demandas presentadas por el presidente y sus aliados para impugnar el resultado de los comicios, casi todas fueron desechadas o retiradas. La Corte Suprema también ha asestado un par de reveses a Trump.
En un artículo de opinión en “The Washington Post”, los diez ex secretario de Defensa que aún viven, la mitad de los cuales estuvo al servicio de mandatarios republicanos, exhortaron a las autoridades del Pentágono a que efectúen la transición hacia el nuevo gobierno de manera “total, cooperativa y transparente”.
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