Redacción EC

En solo tres meses, la política climática de ha dado un giro de 180°. El segundo emisor mundial de gases de efecto invernadero pasó de un alarmante negacionismo climático impulsado por a realizar ambiciosos compromisos ambientales de la mano de .

El presidente demócrata ya había anunciado durante su campaña que trabajaría por revertir los daños causados en esta materia durante el gobierno del republicano. “Trump niega las pruebas ante sus propios ojos, oculta la ciencia del clima producida por su propia administración y trabaja activamente para hacer retroceder los avances que ya hemos logrado. Es imprudente, es irresponsable y es inaceptable”, decía cuando aún era candidato en un video que mostraba imágenes de los efectos del calentamiento global en el planeta.

El mismo día que llegó a la Casa Blanca, el pasado 20 de enero, Biden revocó la decisión de Trump de retirar a Estados Unidos del histórico Acuerdo del Clima de París, y el país volvió a integrar el pacto internacional creado en el 2015.

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Ahora, Biden ha dado un paso más al aumentar drásticamente los compromisos de Estados Unidos para frenar el calentamiento global, con ambiciosas medidas que constituyen el mayor esfuerzo climático realizado por el país.

En una cumbre climática organizada por el propio mandatario estadounidense -y que coincide con el Día de la Tierra-, Biden anunció que disminuirá las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 50% y un 52% para 2030 en comparación con los niveles del 2005. La promesa de Biden eleva a casi el doble las reducciones a las que se había comprometido el gobierno de Barack Obama en el acuerdo de París.

Esta es la década en la que debemos tomar decisiones que eviten las peores consecuencias de la crisis climática”, dijo el demócrata Biden en la Casa Blanca.

El efecto Trump

Para los expertos y los medios de comunicación estadounidenses el contraste entre esta gestión y la anterior no podría ser más sorprendente. “[Los anuncios son una] muestra de resolución renovada después de cuatro años de la negación climática sin tapujos de la administración Trump”, dijo el diario “The New York Times”.

El prestigioso medio detalla que mientras la administración Biden planea ofrecer un estimado de US$5.7 mil millones al año para el 2024 para atender esta materia, “entre el 2013 y el 2016, el financiamiento climático internacional de Estados Unidos fue de alrededor de US$2.5 mil millones al año, incluso en forma de crédito y préstamos a la exportación”.

El desdén por el clima no era algo sorprendente en Donald Trump. Desde antes de que ganara las elecciones en el 2016, el magnate defendía con frecuencia su creencia de que el calentamiento global era un mito, muchas veces burlándose sobre el tema.

“En el hermoso Medio Oeste, las temperaturas del viento están alcanzando los 60 grados Fahrenheit bajo cero (unos 50 grados centígrados bajo cero), el mayor frío registrado. En los próximos días, se espera que se enfríe aún más. La gente no puede durar afuera ni siquiera unos minutos. ¿Qué diablos está pasando con el calentamiento global? ¡Por favor, vuelve rápido, te necesitamos!”, escribió en Twitter en enero del 2019.

Donal Trump recibió duras críticas por su negacionismo del cambio climático. (Foto: AFP)
Donal Trump recibió duras críticas por su negacionismo del cambio climático. (Foto: AFP)
/ MANDEL NGAN

Su negacionismo alcanzó su punto máximo el 1 de junio del 2017, cuando Trump anunció que Estados Unidos abandonaba el Acuerdo de París sobre el cambio climático, afirmando que el pacto atentaba contra las industrias de petróleo y carbón de su país.

“No queremos que otros países se rían de nosotros. No lo harán”, afirmó el mandatario, para quien el acuerdo aprobado en la capital francesa es una “redistribución masiva de la riqueza estadounidense a otros países”.

En su gestión, Trump actuó rápidamente para cambiar las políticas climáticas del gobierno de su predecesor Barack Obama que fueron diseñadas para permitir que Estados Unidos pueda alcanzar los objetivos de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero establecidos en el acuerdo de París.

Trump desmanteló la política medioambiental más significativa de Barack Obama, la misma que tenía el objetivo de reducir las emisiones contaminantes a la atmósfera. También derogó el Plan de Energía Limpia impulsado por el exmandatario demócrata que buscaba reducir originalmente en un 32% las emisiones de gases de efecto invernadero de las centrales termoeléctricas.

Según consigna el diario español “ABC”, a través de una orden ejecutiva, el republicano decidió en el 2017 acabar con la prohibición de nuevas minas de carbón en tierras de titularidad federal -en claro apoyo al sector del carbón. También ordenó cambiar las restricciones para el fracking y exigió que se modifiquen a la baja los cálculos del “coste social del dióxido de carbón” en las decisiones legislativas.

Trump también se opuso a una práctica establecida por Obama, por la que el impacto sobre el cambio climático debía ser un factor a tener en cuenta en cualquier decisión de la Administración federal relativa al medioambiente.

La Casa Blanca de Trump argumentaba que Obama lideró una “guerra contra el carbón” y “devaluó a los trabajadores” con sus políticas medioambientales.

Las promesas de Biden

Joe Biden anunció que Estados Unidos buscará la neutralidad de carbono para el 2050. (Foto: Brendan Smialowski / AFP).
Joe Biden anunció que Estados Unidos buscará la neutralidad de carbono para el 2050. (Foto: Brendan Smialowski / AFP).
/ BRENDAN SMIALOWSKI

Tras ganar la presidencia de Estados Unidos, Joe Biden, está decidido a que su país retome el liderazgo en la lucha contra la crisis climática.

Además de reducir sus emisiones a la mitad para el 2030, Biden se comprometió a alcanzar la neutralidad de carbono para el 2050. También dijo que duplicará para el 2024 los fondos que dedica anualmente a financiar iniciativas verdes en países en desarrollo, algo que puede “evitar los costos de desastres y conflictos”.

Pero cumplir esas promesas no será sencillo. “The New York Times” considera que el objetivo de Biden de disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 50% y un 52% para fines de la década “exige una fuerte y rápida disminución del uso de combustibles fósiles en prácticamente todos los sectores de la economía estadounidense y marca el comienzo de lo que seguramente será una amarga lucha partidista”.

Agrega que uno de los mayores obstáculos políticos de Biden es el internacional, pues los republicanos dicen que no se debe pedir a Estados Unidos que se sacrifique si los mayores emisores del mundo se aprovecharán de los esfuerzos estadounidenses en su contaminación.

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