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Kamala Harris hizo historia al convertirse en la primera mujer vicepresidenta de.

Pero su primer año en el cargo no está siendo, para nada, un camino de rosas.

Se han desplomado sus índices de aprobación, el presidente le ha encomendado tareas que van desde las impracticables hasta las prácticamente imposibles de resolver y su oficina se ha visto diezmada por las dimisiones de funcionarios de alto perfil.

Si Harris aceptó la nominación de su partido pensando en consolidarse como la futura candidata presidencial demócrata, esta posibilidad no ha tardado en ponerse en duda.

Biden aseguró el miércoles en una rueda de prensa que la mantendrá como su número dos si se presenta a la reelección, aunque no queda claro que con eso desaparezcan las especulaciones sobre su futuro político.

Entonces, ¿qué es exactamente lo que le ha salido mal? ¿Podrá arreglarlo? No hay explicaciones fáciles y las respuestas aún lo son menos.

Un batacazo en las encuestas

Según una encuesta de USA Today en noviembre, el índice de aprobación ciudadana de Harris se situó en el 28%, lo que la convierte en una de las vicepresidentas menos populares de la historia moderna de Estados Unidos, por debajo incluso del arquitecto de la guerra de Irak, Dick Cheney.

Si hubo un detonante de la avalancha de artículos sobre “qué le pasa a Kamala Harris” en la segunda mitad de 2021 fue esa encuesta, “cómicamente perversa”, como la calificó el San Francisco Chronicle. El sondeo, en efecto, describió el debate sobre la vicepresidenta como una mezcla de lucha y decepción.

Sin embargo, al observarla más de cerca, la encuesta parece un caso atípico. El 21% de los encuestados se consideraron indecisos sobre Harris, mientras algo más de la mitad de los encuestados expresaron una opinión negativa, lo que la distanciaba de las calificaciones de Biden en ese momento.

Encuestas posteriores le otorgaron un índice de aprobación más cercano al de Biden, lo que encaja con la tendencia habitual de los sondeos.

Según Cliff Young, director de Asuntos Públicos de EE.UU. en la compañía de encuestas Ipsos, las fuerzas que debilitan a Harris son las mismas que amenazan a su jefe: la pandemia de la covid-19 y la economía.

Si el índice de aprobación de Biden mejora porque los estadounidenses sienten que se están abordando esos problemas, afirmó Young, la popularidad de la vicepresidenta también mejorará.

El experto señala que hay un lado positivo para la vicepresidenta. La mayoría de las encuestas la colocan a la cabeza del grupo de posibles candidatos presidenciales demócratas en 2024.

Todavía parece tener peso político, al menos entre su propio partido, y en particular entre las votantes mujeres y las minorías.

Retos difíciles de asumir

En el cargo, Harris ha asumido dos tareas de alto perfil. La primera fue abordar las raíces de la migración indocumentada a EE.UU. desde países centroamericanos.

En el primer año de la administración Biden aumentó la cantidad de inmigrantes que cruzan a EE.UU. desde El Salvador, Guatemala y Honduras, y el gobierno ha buscado formas de detener el flujo mientras revertía algunas de las políticas más draconianas de la administración Trump.

La tarea se consideraba desalentadora, aunque manejable. Biden desempeñó un papel similar como vicepresidente en el gobierno de Obama.

Sin embargo, para algunos las responsabilidades de Harris incluían la totalidad de la inmigración y seguridad fronteriza, desafíos arrastrados durante décadas y que, con toda probabilidad, llevará más décadas resolver.

Quizá no sea una coincidencia que el descenso de los índices de aprobación de la vicepresidenta a territorio negativo comenzara cuando el tema de la inmigración la puso en aprietos.

También se le ha encomendado promulgar la reforma electoral. Tras las acusaciones de fraude sin fundamento de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2020, algunos estados controlados por los republicanos han aprobado leyes que dificultan las iniciativas para facilitar la votación, como el voto por correo.

Harris asumió la tarea de liderar las reformas que, a través del Congreso, se adelanten a estas acciones de los estados para impedirlas.

Sin embargo, con la oposición republicana unificada y la intransigencia de algunos demócratas, los esfuerzos de la vicepresidenta han estado condenados al fracaso.

Según la periodista e historiadora Kate Andersen Brower, es Biden quien ha hecho fracasar a su vicepresidenta.

“Le está dando tareas que son casi imposibles”, sentencia.

Un objetivo muy ambicioso

A menudo se ve a los vicepresidentes de EE.UU. como herederos políticos de los presidentes a quienes sirven, y esa conclusión es prácticamente inevitable si el líder llega al final de su primer mandato con 82 años.

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Y está claro que Harris, quien se postuló para el cargo en 2019, tiene ambiciones presidenciales.

Cuando Biden la seleccionó como su candidata a la vicepresidencia, con frecuencia se la presentó como el paradigma de la próxima generación de líderes demócratas, cuyo origen multiétnico y género reflejan la identidad de un partido cada vez más diverso.

Sin embargo, esto ha convertido a Harris en un atractivo objetivo para el fuego político. Los republicanos, que la consideran su posible próximo oponente, están ansiosos por desgastarla. Y dentro de su propio partido los rivales con ambiciones presidenciales la ven como el principal obstáculo en su camino hacia la gloria.

“Pienso que en este momento hay un especial enfoque hacia la vicepresidenta Harris debido a la incertidumbre en torno a Biden y si este se postulará de nuevo”, declaró Young.

“No recuerdo otro momento en el que realmente nos hayamos centrado tanto en un vicepresidente y sus índices de aprobación”.

Las dudas persisten

Muchos políticos con carreras exitosas han enfrentado dificultades políticas y han sobrevivido.

Los partidarios de la vicepresidenta atribuyen gran parte de las críticas que se le formulan al racismo y el sexismo, como parte de la carga que conlleva la naturaleza histórica de su ascenso al cargo.

Así, señalan a los críticos que escriben columnas sarcásticas sobre ella con tintes de género relacionados con su voz, su risa o la compra de utensilios de cocina caros.

En un evento reciente en Maryland, Margaret Hinds-English, presidenta de un sindicato local de trabajadores públicos, afirmó que la vicepresidenta encarna la esperanza de que mujeres negras como ella puedan tener éxito “si nos lo proponemos”.

Hinds-English aseguró ignorar las críticas a la vicepresidenta. “Que la gente diga lo que diga”, expresó.

Sin embargo, es evidente que algo no va bien.

La campaña presidencial de Harris comenzó con fuerza. Su mitin inaugural en enero de 2019 en Oakland, California, atrajo a decenas de miles de simpatizantes. Se disparó hasta casi lo más alto en las encuestas tras su buen papel en el debate de primarias en junio de ese año.

Luego volvió a estrellarse contra la realidad, con muestras de malestar en su equipo de trabajo, entrevistas decepcionantes en los medios y debates posteriores, y sin un mensaje claro ni un apoyo masivo en el partido.

En otras palabras, todos los problemas a los que se enfrentó Harris durante su primer año como vicepresidenta también habían ocurrido durante su campaña presidencial.

La rotación de personal en su equipo ha sido sorprendentemente alto en su primer año en el cargo, con la salida de su director de comunicaciones y su portavoz de prensa.

Un golpe particularmente duro fue el artículo en el Washington Post en el que uno de sus exempleados dijo desde el anonimato que Harris no estaba dispuesta a hacer el trabajo que requería su puesto y descargaba su frustración en sus ayudantes.

“Con Kamala tienes que aguantar una cantidad constante de críticas que destruyen el alma, y también su propia falta de confianza”, relató el exmiembro de personal. “Así que constantemente estás dando apoyo a un bully, y no queda muy claro por qué”.

Los problemas de Harris se han visto agravados a menudo por errores en entrevistas individuales y apariciones públicas. Se habla de fricción entre su oficina y el resto de la Casa Blanca.

Y la vicepresidenta ha sido incapaz de resolver un asunto político importante que consolide su imagen favorable como gestora pública.

Los políticos que sobreviven a las dificultades suelen ser aquellos que aprenden de sus errores y corrigen sus deficiencias.

Hay algunos indicios de que Harris va por este camino, ya que recientemente ha comenzado a pasar más tiempo con Biden en eventos públicos, ha aceptado más entrevistas con los medios y ha contratado a un veterano agente de comunicaciones.

Sin embargo, queda por saber si esta tendencia se consolidará suficiente como para evitar que el histórico ascenso de Harris a la vicepresidencia quede relegado a una simple anécdota en los libros de historia.

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