No son pocos quienes dicen que la tarea principal de Mike Pence es elogiar a Donald Trump. En un artículo reciente en el que describe a Pence como el “adulador en jefe”, la cadena ABC recuerda que en una reunión del gabinete en el 2017, el vicepresidente de Estados Unidos elogió al mandatario unas 14 veces en tres minutos, es decir, una vez cada 12 segundos.
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Fiel hasta el tuétano y siempre ubicado en un discreto segundo plano. Pence ha sido el vicepresidente ideal para Trump y uno de los pocos aliados del mandatario que no lo ha abandonado en los turbulentos cuatro años que lleva en la Casa Blanca. Ahora buscan juntos la reelección.
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“Estoy aquí por una razón, no solo porque el Partido Republicano, sino también Estados Unidos, necesita otros cuatro años de Donald Trump en la Casa Blanca”, dijo el vicepresidente el lunes, al comienzo de la convención de su partido, un apoyo que repetirá este miércoles cuando pronuncie su discurso oficial desde el fuerte McHenry en Baltimore (Maryland), conocido por ser la sede de una batalla que en 1812 inspiró la composición del himno nacional de Estados Unidos.
Desde que llegó a la vicepresidencia, este ex gobernador y congresista de Indiana de 61 años, ha dedicado gran parte de su tiempo a defender a Trump de las feroces críticas en su contra y a intentar apagar los incendios avivados o producidos por el mandatario. Y no han sido pocos.
“Desde que Trump sacó a Pence de la gobernación de Indiana para servir como lastre socialmente conservador en el boleto de un magnate inmobiliario tres veces casado, Pence se ha acostumbrado a realizar acrobacias y a maniobrar en privado lo que Trump brama en público”, dice un artículo reciente de “The New York Times”.
Contrapeso y continuidad
Alejado del carisma y conducta explosiva del presidente, Pence casi siempre ignora lo más polémico de la retórica del mandatario y nunca expresa -al menos públicamente- estar en desacuerdo con él. Ni siquiera lo hizo ante las cuestionadas afirmaciones de Trump sobre el coronavirus, pese a que el vicepresidente es encargado de la respuesta de la Casa Blanca a la pandemia que ha desolado al país.
Además de no tener una personalidad arrolladora, Pence también contrasta con Trump en su historia personal. El vicepresidente, quien suele describirse a sí mismo como “un cristiano, un conservador y un republicano, en ese orden”, cuenta con experiencia legislativa y gubernamental y encarna al conservador arquetípico, por lo que resulta atractivo entre los votantes ultraconservadores y el poderoso sector evangélico.
Además, Pence creció y cursó todos sus estudios, incluida su licenciatura en Derecho, en su Indiana natal, un estado agrícola del Medio Oeste de Estados Unidos considerado un feudo republicano. Lleva 31 años de casado con su esposa, Karen, tiene tres hijos y no se le conoce ningún escándalo personal.
En la campaña del 2016, el colaborador de la firma de análisis Gallup, V. Lance Tarrance, señaló que los antecedentes de Pence complementaban los de Trump, según consigna el diario “The Washington Post”. Cuatro años después, ¿se mantiene igual el peso de Pence en la fórmula republicana?
“Las elecciones presidenciales se deciden principalmente por la percepción que tienen los votantes de los candidatos presidenciales. Los candidatos a la vicepresidencia pueden afectar el resultado en los márgenes, si su selección envía mensajes atractivos o desfavorables sobre el candidato presidencial y si son muy eficaces en su campaña”, explica a El Comercio Joel Goldstein, profesor de derecho en la Universidad de St. Louis y experto en la vicepresidencia.
Sin embargo, el experto afirma que es más probable que alguien que es candidato a la vicepresidencia por primera vez añada más valor a una candidatura que uno que se presenta a la reelección. “El valor de Pence ya ha afectado las opiniones del presidente Trump y creo que añadirá poco. Es un buen activista que se mantiene en el mensaje y se hará eco de los temas de Trump, elogiará su liderazgo y criticará a los oponentes. Es más probable que ayude con la base republicana, para asegurarse de que resulte, que con los votantes indecisos o demócratas”, apunta.
¿Rumbo al 2024?
Pero aunque se mantiene como el soldado más fiel de Trump, Pence podría estar pensando, más bien, en su futuro. Los medios de comunicación más importantes del país afirman que el vicepresidente está preparando el terreno para su propia candidatura más allá de las elecciones del 3 de noviembre.
Incluso figuras republicanas como Scott Walker, exgobernador de Wisconsin y quien se postuló en el 2016, afirmó que Mike Pence es uno de los grandes favoritos para ser el candidato del partido en el 2024.
“La campaña es importante para Pence porque no solo quiere ser reelegido como vicepresidente sino que quiere posicionarse para presentarse a la presidencia en el 2024, ya sea que ganen o pierdan esta vez. Se enfrentará a mucha competencia del lado republicano, así que espera causar una impresión favorable”, afirma Goldstein a este Diario.
Por ello, los aliados del hoy vicepresidente saben que su futuro político podría depender de que Trump logre la reelección y trabajan incansablemente con ese fin.
Aunque no está claro si la posible apuesta por el largo plazo le rendirá frutos a Pence, es un hecho que su futuro político está unido al de Trump. Al menos hasta las elecciones del 3 de noviembre.
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