Elon Musk nunca pierde. Estuvo a punto de hacerlo cuando la jueza Kathleen McCormick lo obligó a cerrar el acuerdo con Twitter. Tambaleó, pero supo darle vuelta a su tira y afloja. Finalmente, el jueves 27 no le quedó otra opción que pagar US$ 44 mil millones por la red social, una operación que vendió como un logro calculado. “El pájaro fue liberado”, tuiteó este viernes 28. En la modernidad líquida, esa que olvida los fracasos y las victorias con asombrosa rapidez, Musk se esfuerza por pasar a la historia como el defensor de la libertad de expresión y el opinante que sabe un poco de todo.