Sara Danius a la salida de la reunión semanal de la Academia Sueca en la que anunció su dimisión formal. (Foto: Jonas Ekstromer / AFP)
Sara Danius a la salida de la reunión semanal de la Academia Sueca en la que anunció su dimisión formal. (Foto: Jonas Ekstromer / AFP)
Redacción EC

En 230 años de vida, la Academia Sueca jamás había enfrentado un escándalo de esta magnitud que coincide, además, con un momento crucial para los que entrega desde 1901. Abril es el mes en el que el pleno de la institución debe acotar a 20 los candidatos propuestos para llevarse el premio más prestigioso del mundo de las letras en octubre.

Los hechos se remontan a noviembre del año pasado, cuando el diario sueco ‘Dagens Nyheter’ publicó el testimonio de 18 mujeres que afirmaban haber sufrido acoso sexual por parte de un “personaje del mundo de la cultura y de nacionalidad francesa vinculado con la Academia”. La presión social, coincidiendo con el impulso del movimiento internacional #MeToo, motivó la divulgación del nombre del acusado: el dramaturgo Jean-Claude Arnault, esposo de Katarina Frostenson, miembro de la institución sueca.

Pero ahí no acaba la cosa. Tras la publicación del nombre de Arnault, las sospechas de las filtraciones que ensombrecieron los galardones de 2008 y 2014 a J. M. G. Le Clézio y Patrick Modiano, respectivamente, también han recaído sobre él.

En un intento por calmar las aguas, la Academia rompió toda relación con el dramaturgo, suspendió las subvenciones que otorgaba al centro cultural Forum, que él patrocina, y abrió una investigación interna que se cerró sin conclusiones.

- Choques internos -

La máxima que ha imperado dentro de la Academia Sueca tras el estallido del escándalo es la de resolver los problemas en casa, a puerta cerrada. No es de extrañar: la institución se caracteriza por su fuerte hermetismo y reserva, especialmente a la hora de mantener en secreto los nombres de los candidatos al Nobel.

Sin embargo, eso no ha evitado que los escritores Klas Östergren, Kjell Espmark y Peter Englund hayan hablado del tema tras renunciar a sus asientos el pasado 6 de abril. Espmark, presidente del Comité durante 17 años (1988-2005), acusó a sus compañeros de “anteponer la amistad a la responsabilidad y la integridad”.

Finalmente, tras la reunión semanal de este jueves, que duró el doble de lo habitual, se produjo la salida de Sara Danius y Katarina Frostenson. La primera no quiso confirmar si su renuncia se produjo tras una votación, pero dejó caer que la decisión respondía a la “voluntad de la Academia”. Danius ocupaba el cargo de secretaria permanente desde 2015. Fue la primera mujer en lograrlo (17 hombres antes que ella).

Sorprendió la salida de Frostenson que hasta la semana pasada contaba con la confianza de la mayoría de los académicos. “Creo que todos entendimos la gravedad de la situación. Quienes apoyaban a Frostenson retrocedieron y ella aceptó dejar su puesto”, declaró tras la reunión Anders Olsson, director de la Academia Sueca.

- Temor al bloqueo -

El panorama ahora es de incertidumbre: la salida de los cuatro académicos –Danius no lo es– deja a la institución con 12 asientos ocupados de los 18 que lo configuran. A las renuncias de estas semanas se suman las bajas de las escritoras Kerstin Ekman y Lotta Lotass años atrás por disconformidades políticas.

El temor ahora es la posible marcha de algún otro miembro del Comité del Nobel que dejaría a la institución sin ‘quorum’ para elegir al futuro Nobel de Literatura. Cabe recordar que las renuncias son simbólicas: el cargo de académico es vitalicio.

Fuente: El Tiempo, GDA

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