El cardenal Angelo Becciu, uno de los más influyentes del Vaticano y colaborador cercano del papa Francisco, comparecerá ante el tribunal de la Santa Sede a partir del 27 de julio, según un comunicado del Vaticano. AP
El cardenal Angelo Becciu, uno de los más influyentes del Vaticano y colaborador cercano del papa Francisco, comparecerá ante el tribunal de la Santa Sede a partir del 27 de julio, según un comunicado del Vaticano. AP
/ Gregorio Borgia
Agencia AFP

El anunció el sábado la remisión a su tribunal penal de diez personas, entre ellas un influyente cardenal, por la financiación opaca a través de hombres de negocios italianos, de un edificio de lujo en Londres.

El cardenal Angelo Becciu, uno de los más influyentes del Vaticano y colaborador cercano del papa Francisco, comparecerá ante el tribunal de la Santa Sede a partir del 27 de julio, según un comunicado del Vaticano.

Becciu, de 73 años, es procesado por malversación de fondos, abuso de poder y soborno de testigos en este caso cuyos primeros elementos comenzaron a aparecer en la prensa italiana en septiembre de 2019.

El pontífice argentino había pedido entonces a Becciu que le presentara su dimisión.

El influyente cardenal era el número dos de la Secretaría de Estado, la administración central de la Santa Sede, cuando el procedimiento de compra del edificio londinense comenzó en 2014.

Entre los otros acusados, el suizo René Brüllhart, expresidente de la Autoridad de Información Financiera (AIF), el gendarme financiero de la Santa Sede, debe responder por abuso de poder.

También será juzgado por extorsión y abuso de poder monseñor Enrico Crasso, antiguo gestor del patrimonio reservado de la Secretaría de Estado, un maná de varios cientos de millones de euros procedente en gran parte de las donaciones de los particulares a la Santa Sede.

La inversión en el corazón del escándalo es un edificio en el elegante barrio londinense de Chelsea, 17.000 m2 transformados en unos cincuenta apartamentos de lujo.

Según un periódico italiano, la operación pudo tener un costo total de 200 millones de euros (237 millones de dólares), pero si se añaden otras inversiones sospechosas, el daño para el Vaticano podría ser mucho mayor.

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