El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskiy, se da la mano con el presidente francés, Emmanuel Macron, frente al Palacio Mariyinsky. (REUTERS/Valentyn Ogirenko)
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskiy, se da la mano con el presidente francés, Emmanuel Macron, frente al Palacio Mariyinsky. (REUTERS/Valentyn Ogirenko)
/ VALENTYN OGIRENKO
Agencia AFP

La esperada visita del presidente centrista indignó este jueves a la oposición en , que la considera una instrumentalización cuando el oficialismo se juega el domingo su mayoría absoluta en el balotaje de las legislativas.

Emmanuel Macron nunca hace nada o dice nada sin segundas intenciones electoralistas. (...) Usa esa imagen de jefe de guerra para intentar influir en las elecciones legislativas”, aseguró en la radio France Inter la líder ultraderechista Marine Le Pen.

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La oposición no cuestiona sus esfuerzos para intentar mediar entre Moscú y Kiev, pero critica la elección del momento de su gira de tres días por Rumanía, Moldavia y Ucrania, que comenzó el martes con un inesperado discurso desde el aeropuerto de París-Orly.

A pie de pista, frente a un avión oficial con los motores encendidos, Macron habló de la gravedad de la situación en Ucrania y pidió, a su vez, a los electores que le den una mayoría de diputados “sólida”, “por el interés superior de la nación”.

“Durante tres días, el avión político macronista no tendrá piloto. Tras adormecer la campaña al rechazar cualquier debate, él veía la segunda vuelta como una formalidad administrativa... ¡Qué desprecio!”, dijo a Le Parisien el izquierdista Jean-Luc Mélenchon.

Francia vive un maratón electoral desde principios de año para fijar su rumbo durante el próximo lustro. El 24 de abril, los franceses reeligieron a Macron, frente a Le Pen, y ahora deben decidir si le dan una mayoría para que aplique su programa liberal.

Pero no lo tiene fácil. Según los observadores, los electores lo reeligieron para impedir la llegada de la ultraderecha al poder y no por sus ideas. Además, justo después de esos comicios, una mayoría ya deseaba que perdiera su mayoría absoluta en la Asamblea.

La irrupción de un frente unido de izquierdas, por primera vez en 25 años, sacudió las legislativas, cuya campaña despegó realmente cuando las proyecciones empezaron a alertar que el presidente centrista podía perder su mayoría absoluta.

En la primera vuelta, la alianza centrista Juntos de Macron y la Nueva Unión Popular, Ecológica y Social (Nupes) de Mélenchon empataron con alrededor un 25,7% de votos cada una, seguidas de la Agrupación Nacional (RN) de Le Pen (18,7%) y la derecha (10,4%).

El sistema electoral a dos vueltas hace que de los 577 escaños en juego --uno por circunscripción-- el oficialismo podría lograr de 265 a 300 escaños, por delante de la Nupes (180-210), la derecha (40-65) y RN (20-40), según un sondeo reciente Ifop-Fiducial.

- “Agresividad permanente” -

El campo de Macron no tiene asegurada así la mayoría de 289 escaños, necesaria para aplicar su programa de corte liberal como el retraso de la jubilación de 62 a 65 años, y, ante ese escenario, recrudeció sus ataques contra el frente de izquierdas, su principal rival.

Como hiciera con la ultraderecha en la presidencial, su estrategia pasa por presentar como “extremista” y “peligrosa” para Francia y el mundo a la Nupes, que reúne a ecologistas, comunistas y socialistas bajo el liderazgo de la izquierda radical de Mélenchon.

El duelo en la circunscripción de la Bastilla en París entre el ministro Clément Beaune y la candidata de la Nupes, Caroline Mécary, refleja la crudeza de la campaña, con el “señor Europa” de Macron a la defensiva tras lograr menos votos en la primera vuelta.

“Una victoria de candidatos cuyas muy radicales declaraciones traducen una agresividad permanente, con tendencias complotistas y muchas ‘fake news’ es peligrosa”, aseguró Beaune, quien si pierde, deberá abandonar su cargo en virtud de una regla no escrita.

En caso de que Macron logre finalmente una mayoría relativa tras el balotaje del 19 de junio, el juego de alianzas empezará. Los observadores consideran que el jefe de Estado podría acercarse a la derecha, con la que comparte una misma visión económica.

“Tenemos una posición muy clara. Estamos en la oposición a Emmanuel Macron, pero esta será una oposición útil al país”, aseguró a la radio Europe 1 el presidente de Los Republicanos (LR), Christian Jacob. La derecha controla el Senado (cámara alta).

El exprimer ministro Edouard Philippe, que apoya a Macron desde 2017 tras abandonar LR, podría ejercer de puente con su antiguo partido, en un contexto de recomposición política en Francia en tres bloques: izquierda radical, centro y extrema derecha.

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