¿Cómo Turquía se volvió el gran mediador entre Rusia y Ucrania?

LEE TAMBIÉN | El crucial rol de los ladrones en la guerra de Ucrania (y quiénes los suministran)

Y en febrero de este año, el presidente turco volvió a las primeras planas. “Nuestra juventud no es una juventud LGBT [...] No son una juventud que comete actos vandálicos; al contrario, son una juventud que levanta los corazones rotos o caídos; confío en ustedes”.

Siendo que Erdogan quiere tener un papel más gravitante en la geopolítica mundial, ¿le juegan en contra ese tipo de declaraciones? El analista Francisco Belaúnde responde: “Puede que sí con Europa y Estados Unidos, pero su juego va por otro lado. A él le interesa el Medio Oriente y Asia Central, regiones a las que quiere expandirse y que no se preocupan mucho por este tipo de temas”.

“Hasta cierto punto, lo que a Erdogan le atrae es ser un puente entre Rusia y Occidente, que acudan a él para resolver los problemas. Sin embargo y salvando las distancias, también desea recrear el imperio Otomano. Está, digamos por el ego y por la persecución a la oposición, en la misma línea de Vladimir Putin, salvo que en Turquía el cierre de los espacios democráticos no es como en Rusia”.

MÁS EN MUNDO | Turquía niega que Rusia haya atacado el puerto ucraniano de Odesa

Y a pesar de que el mandatario está en buen camino para lograr su objetivo -la mediación junto a la ONU para que Rusia desbloqueara la salida al mar y que Ucrania exporte toneladas de grano fue un gran avance-, internamente es todo lo contrario. Belaúnde anota: “Ese es su problema: tiene problemas gravísimos por manejar mal la economía, la inflación es tremenda y está haciendo gastos militares que podrían servir a la ciudadanía. Hoy por hoy, es visto como un mal presidente”.

Estrategia

“Tradicionalmente, Turquía ha tratado de jugar un papel importante en las relaciones internacionales. Desde la época del imperio Otomano hasta que se transformó en una república y es lógico que en este contexto de turbulencia, Erdogan quiera aprovechar”. Paulina Astroza, profesora de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales de la Universidad de Concepción, toma la palabra. Para ella, es claro que al presidente turco le está resultando el plan, incluso cuando parece que retrocede. ¿Cómo se explica que finalmente haya aceptado a Suecia y Finlandia como miembros de la OTAN?

“Turquía no lo hizo gratis. Va a cobrar y no solo desde el punto de vista económico, sino también político”, agrega Astroza.

La especialista recuerda que esta postura no es nueva. Por ejemplo, sacaron provecho -y fondos europeos- de su posición geográfica y de la crisis migratoria del 2015 operando como tapón. Y, desde que empezó la guerra, interpretó el papel de conciliador que cobró más relevancia con el acuerdo del cereal y que podría coronarse este viernes (5 de agosto) que se reúna Vladimir Putin en Sochi.

TAMBIÉN EN MUNDO | Por qué el acuerdo para que Ucrania vuelva a exportar cereales pende de un hilo

Pero, ¿podrá quedar bien con Rusia y Occidente al mismo tiempo? “Creo que no se trata de eso. Lo que él busca es hacer de bisagra para tener beneficios. Está jugando a ser una gran potencia en un mundo alborotado”.

¿Y qué puede ganar? “Puede pedir a los países europeos que disminuyan las críticas a su régimen autoritario, a las violaciones a los derechos humanos, o pedir a ciertas naciones que no den asilo a los disidentes turcos. Después de que Erdogan aceptara las nuevas incorporaciones en la OTAN es evidente que tiene la sartén por el mango”.