Mientras Vladimir Putin felicita a sus tropas al decir que Rusia ya tomó Mariúpol, a pesar de que los ucranianos que resisten en la acería de Azovstal evitan que cumpla con su objetivo, el alcalde de la ciudad, Vadym Boychenko, acusa la “existencia de una gran fosa común” que podría albergar entre “3.000 y 9.000 cadáveres”.

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