El presidente de Rusia Vladimir Putin. (EFE/EPA/MIKHAIL METZEL / KREMLIN).
El presidente de Rusia Vladimir Putin. (EFE/EPA/MIKHAIL METZEL / KREMLIN).

Un grupo de expertos en defensa y seguridad de origen británico tuvo acceso a un documento clasificado que revela cuál era el plan secreto del presidente de Rusia, , para “borrar a de la faz de la tierra”, como lo denominó Euromaidan Press, uno de los principales medios de comunicación locales.

El escrito, que lleva la firma del líder del Kremlin, da a conocer detalles inéditos sobre el plan de “diez días” de Moscú para apoderarse del territorio ucraniano, sostuvo el Instituto Real de Servicios Unidos para Estudios de Defensa y Seguridad (RUSI), institución que tiene estrecho vínculo con el ejército británico.

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Para la obtención del registro, RUSI trabajó con el teniente general ucraniano Mykhaylo Zabrodskyi y el exasesor del Servicio de Inteligencia Oleksandr Danyliuk.

A grandes rasgos, y según se desprende del análisis de los expertos, la estrategia del gobierno ruso tenía dos pilares básicos: ataques masivos con misiles y aviones y el asesinato de funcionarios. Para empezar, la administración Putin confeccionó una “lista negra” de políticos y otros personajes.

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Los nombres de aquellas personas fueron divididos en cuatro categorías: las personas a las que el Kremlin quería matar, las que “necesitaban represión e intimidación”, aquellos que podrían llegar a colaborar con Rusia y las personas que Moscú había establecido que ya estaban preparadas para colaborar.

Con respecto a la población en general, planificaron que soldados rusos fueran puerta por puerta y decidieran si arrestar o terminar con la vida de tal o cual residente. A los capturados, se los reeducaría con ayuda de maestros rusos y otros funcionarios mediante el uso de propaganda.

También se dejó en claro cuáles eran las ubicaciones claves a conquistar, ya sea mediante la infiltración del ejército ruso o a fuerza de bombardeos. El inventario daba prioridad a las siguientes localizaciones: centrales eléctricas y nucleares, los aeródromos, el banco central y el Parlamento de Ucrania.

Putin tenía un as bajo la manga para controlar el avance tanto de Occidente como de sus aliados: Una vez Rusia tuviera control sobre las plantas nucleares en territorio ucraniano, chantajearía a vecinos europeos con riesgo de ser contaminados por radicación.

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